TV Espanol Edicion Mayo 2013 Mayo 2013 | Page 140

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De retorno a París, Vicente Huidobro continuó su febril proceso de creación poética, ahora enriquecida con una curiosa apro�imaci�n al g�nero narrativo�cinematogr�fico, la novela� guión Cagliostro, de 1921. La sucesión de títulos detallada más abajo( vid. el apartado " Obra ") da buena cuenta de la capacidad y la fecundidad creativa de este poeta durante la década de los años veinte. Alrededor de 1930 fue cuando dio los toques finales a sus dos obras cumbres, dos poemarios que, desde el momento mismo de su aparición estaban llamados a situarse en los puestos cimeros de la literatura universal.
Por aquel entonces, Huidobro estaba en el apogeo de su fama, y gozaba del éxito obtenido por su novela fílmica Mío Cid Campeador( 1929), en la que el propio poeta, que alardeaba de ser descendiente de �odrigo D�a� de �ivar, identificaba su relación amorosa con X imena Amunátegui como una reencarnación moderna de la pareja formada por El Cid y Doña J imena.
La peripecia que había dado lugar a esta unión no puede ser más rocambolesca: en 1925, coincidiendo con su regreso a Chile y su fracaso en el intento de tomar parte activa en la política de su país( llegó a presentarse como candidato a la Presidencia), el gran poeta conoció a X imena, una joven estudiante de quince años de edad, por la que abandonó a su mujer( con la que llevaba casado más de quince años) y a sus hijos. X imena no sólo era menor de edad, sino hija de un poderoso prócer chileno, quien se opuso tajantemente a su unión con el poeta.
Huidobro marchó entonces a París, Francia, cerró la casa de Montmartre donde había residido con su familia, y se trasladó a Nueva York, donde cosechó algún éxito como escritor de guiones cinematogr�ficos�
Pero en 1928, cuando X imena Amunátegui acababa de alcanzar la mayoría de edad, el poeta viajó a Chile, la raptó a la salida del Liceo y se marchó de nuevo a París, en donde la feliz pareja se instaló en el barrio de Montparnasse. Fueron aquellos unos años de plenitud amorosa y creativa para el poeta, quien, después del mencionado éxito de su versión del Cid, decidió retomar un largo y ambicioso proyecto en el que había empezado a trabajar diez años antes. Se trata de Altazor o el viaje en paracaídas, la obra cumbre del Creacionismo universal, que junto con Temblor de cielo( acabado también por aquellas fechas), constituye el mayor legado de Huidobro a la poesía de su tiempo y, sin lugar a dudas, una de las fuentes que con mayor generosidad habría de surtir a los poetas venideros.
� finales del siglo ��, despu�s de que las corrientes est�ticas hayan virado por centenares de derrotas diferentes, el valor poético de Altazor y Temblor de cielo sigue siendo incalculable. Bien es cierto que una parte de la crítica, aquella que reacciona anacrónicamente contra los postulados vanguardistas, sólo ve en Huidobro una especie de ingenioso prestidigitador que juega con las palabras como si de objetos malabares se tratasen, sin conseguir dar a sus composiciones sentido alguno; pero la mayoría de los estudiosos del fenómeno poético aún se deslumbra con las imágenes, la vivacidad, la invención y la heterodoxia inconformista y novedosa de este gran rebelde de las letras hispanas, quien supo mantener su vigor creacionista hasta en el epitafio que dej� escrito para su l�pida� " A brid esta tum ba: al f ondo se ve el mar ".
Frente al mar, en Cartagena( Chile), murió Vicente Huidobro en 1948, y frente al mar( o tal vez sobre él, como reza su epitafio� reposan sus restos en el camposanto de la bella localidad chilena.
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