2. Gozar de sus
espacios naturales
sin barreras
D
urante el invierno, los bosques y valles de Navarra
se convierten en el escondite
ideal para perderse y recrear
los sentidos. En los Pirineos,
la selva del Irati, el segundo
hayedo-abetal más extenso y
mejor conservado de Europa,
es un pequeño edén en esta
época del año: paisajes ocres
y rojizos, caminos de hojarasca
entre hayas centenarias. Además, está abierto al público un
centro de acogida y atención
turística denominado Casas de
Irati, que organiza diferentes
planes para conocer la selva
de Irati.
En la imagen grande: El atractivo
de los hayedos pirenaicos es innegable y sugerente.
Para los amantes de la naturaleza, Navarra es un paraíso
que ofrece multitud de senderos entre paisajes variados
y sorprendentes para recorrer
a pie. Los caminantes pueden
optar por excursiones de una
jornada e, incluso, de varios
días, como el GR11, también
conocido como Senda Pirenaica. Otra de las grandes opciones de conocer Navarra a pie
es a través de los caminos de
las cuatro rutas jacobeas que
la recorren.
En la imagen superior: El bello
paraje de Foz de Arbayun.