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Lo fascinante es tratar de profundizar en las motivaciones internas y el propio concepto del cuerpo que existe detrás de este tipo de experiencias que navegan dentro de los universos del dolor.

Las suspensiones corporales son el acto de suspender el cuerpo humano en el aire utilizando ganchos, los cuales atraviesan la piel y a través de poleas, levantan al individuo, permaneciendo éste determinado tiempo suspendido en el aire. Como las suspensiones, existen todo tipo de juegos escénicos en los que se recurre a la modificación del cuerpo o a su exposición a experiencias dolorosas, tan amplio como la imaginación y las ganas de experimentar de los que la practican: cortes, juegos con fuego, pulling, etc.

El cuerpo se convierte en el protagonista, es tanto herramienta como producto, significado y significante de la obra artística. Y ¿Por qué el cuerpo? Me remito a palabras de la dramaturga y poeta Angelica Liddel:

“El cuerpo es el lugar del sexo, del crimen, del nacimiento y de la muerte, de la enfermedad y del trabajo. Es el lugar de la belleza y de lo monstruoso. De la danza”.

El cuerpo encuentra en la performance el mejor lugar para manifestarse, pues es la materia prima con que se experimenta, explora, cuestiona y transforma. Este género artístico permite el diálogo entre conceptos artísticos, técnicos y el cuerpo del artista, el desarrollo de nuevas formas de expresión creativa desde una visión interdisciplinar del arte. A su vez, permite a los artistas buscar una definición de sus cuerpos y analizar sus límites, y otorga al espectador un papel activo en el trabajo.

La pérformance lleva intrínseca en su propia naturaleza una vinculación política (aunque no necesariamente autorreivindicada como tal) En el sentido que rompe con las estructuras escéncias convencionales: desaparece la figura del director y dramaturgo y rompe las barreras entre arte y vida, permitiendo confluir al sujeto y el objeto artístico.

Cuando hablamos de cuerpo y dolor se evidencia este posicionamiento político: el cuerpo está ahí para erosionar e impugnar los estereotipos dominantes. Un cuerpo expuesto a los límites es un cuerpo politizado.

En cuanto a la búsqueda del dolor como experiencia personal, encontramos como algo recurrente la idea de la autotrascendencia, el ponerse a prueba para desafiar los límites ordinarios del cuerpo y de la mente. Es un proceso mental, aunque el dolor sea físico, por lo tanto el dolor o placer que se experimenta depende de eso. El enfrentamiento con el dolor físico pretende desligarse, dominar y sobrepasar a este. Son actos simbólicos que pretenden anteponer el espíritu y la mente a lo físico, para liberarse.

Cada cuerpo y cada mente siente y piensa diferente, por lo tanto para cada persona dispuesta a poner a prueba a su cuerpo se embarcará en un viaje de sensaciones completamente individual e intransferible: sufrimiento, desesperación, amor, decadencia, rabia, sensualidad, afán de superación…Todas son válidas y fascinantes. Ofrecidas al espectador para que se lleve un pedacito de la vivencia a través de la hermosa y dolorosa poética de la performance. Dulce contradicción que nos acerca un poco más a la complejidad humana.#

Iris M. Gali