DH:
¿El deporte está ligado a tu evolución profesional?
AA:
Definitivamente sí, ha sido paralelo a mi trabajo con las personas. El tiempo dedicado a
entrenar, en lugar de añadir cansancio paradójicamente me permitió crear espacio en mi cabeza y
me dio más energía para decidir enfocarme en mis prioridades. En mi caso el cambio implicaba
salirse de lo convencional y ampliar continuamente mi zona de confort, algo que conlleva no pocas
dudas. De esa conexión conmigo mismo a través del deporte he sacado la conciencia de lo que me
motiva y he obtenido buena parte de los recursos y la confianza para dedicarme a ello. Además se
genera dopamina, endorfinas, se mejora la atención, la memoria y los niveles de energía.
Yo hablo abiertamente del miedo, es una emoción adaptativa que nos mantiene a salvo de peligros
reales, pero también nos desgasta con peligros imaginarios que se convierten en resistencias
reales. No tener miedo no es sano, pero lo podemos convertir en nuestro compañero de viaje y
darle su justa importancia, ni más ni menos. Quien empieza un proceso profundo de counseling,
crecimiento personal y coaching o mentoring, según el caso, comienza a darse cuenta de cómo es
capaz de conseguir algo sintiendo un poco de miedo. Pasa a hacer lo que antes ni siquiera intentaba
por miedo. En definitiva, la confianza se construye y el miedo a salirse de lo convencional pasa a
ser un elemento más del proceso que se va atenuando.
Como te decía la decisión estaba tomada pero la ejecución no la tenía nada clara. El deporte y las
metas me ayudaron enormemente a reunir la energía y confianza en que era posible soñar y alcanzar algo más allá. El cambiar físicamente de forma importante y disfrutar con ello me permitió
integrar la habilidad del cambio y cuando se presentó la oportunidad la reconocí y aproveché.
DH:
Teniendo tu background, tu historia ¿Qué dificultades tiene los directivos, la gente que trabaj en
oficinas y los empresario/as con poco tiempo libre y qué les puedes recomendar para mejorar su forma y
mantener el estrés a raya?
AA:
La realidad es que el tiempo es precioso y limitado. Es muy importante asegurarse de la
efectividad y eficiencia, sacar lo máximo del tiempo y el dinero que vas a invertir en tu entrenamiento, ya sea por tu cuenta, en el gimnasio o con un entrenador. Para mí no hay duda, la mayoría nos beneficiamos de contratar a un profesional que asegure el logro de tus objetivos de
manera eficiente además de enseñarte a mantenerlos. Son las tres cosas, efectividad y eficiencia
consiguiendo resultados a corto plazo, y el aprendizaje para darle continuidad a largo plazo.
Cuando me decidí a entrenar quería bajar de peso y sentirme mejor, corría y nadaba por mi cuenta.
Sin un objetivo ajustado al tiempo disponible y la forma física de cada uno, no es fácil obtener resultados a corto plazo que mantienen alta la motivación. Se puede conseguir el efecto contrario,
desmotivarse y dejarlo. Así asociamos una carga emocional negativa que hará más difícil que volvamos a intentarlo y reforzamos creencias limitantes con efectos sobre otras áreas de nuestra vida.
De forma inconsciente siempre vamos a rechazar aquello que asociamos a malestar físico o mental
a corto plazo. Por eso es tan importante asegurar objetivos concretos a corto plazo, desafíos
periódicos de dificultad gradual y realizar un seguimiento. Convertimos algo difícil en superación
y eso es una fuente increíble de motivación. Es lo que nos da la determinación para continuar mejorando, para decir “todavía puedo un poquito más” cuando tu cabeza te dice que ya no puedes
más. Eso es una fuente de confianza que te llevas para toda la vida. Ver resultados compensa el esfuerzo físico y mental, estás disfrutando y mejorando día a día y a la vez integras que es posible realizar grandes cambios. Es un cambio físico y mental, a mí eso me parece muy importante.
Yo, en los procesos de coaching o counseling, siempre que me encuentro con un cliente con situaciones de ansiedad y estrés importantes, le recomiendo comenzar a observar sus emociones como
primer paso para tomar conciencia de cómo actúa, para qué lo hace y cómo se siente. Las emociones las sentimos en el cuerpo, pero en la vida diaria tan ajetreada que llevamos somos muy poco
conscientes de nuestro cuerpo, no le escuchamos y creemos que el aspecto emocional es cosa de la
cabeza.