A la mañana siguiente todos intentan hacer su vida normal , pero se dan cuenta de que todo ha cambiado y que ni siquiera pueden ir al colegio . Las clases se han suspendido , sus padres deberán trabajar desde la casa y existen muchas dudas incluso de cómo comprar los alimentos y todo lo necesario para la casa . La preocupación y la ansiedad los golpea fuertemente . Llaman a sus amigos y seres queridos intentando entender lo que está sucediendo . Todo el mundo tiene la misma incertidumbre .
Como era de esperarse , todos buscan algún tipo de información . Unos miran distintos canales de televisión , otros consultan en sus celulares y en sus computadoras , buscando la fecha en la que todo esto acabaría .
Se enteraban de que este virus era desconocido en todo el mundo , algo tan nuevo y contagioso que ningún país estaba preparado para afrontarlo . Hasta los países más ricos del mundo tenían los hospitales repletos de pacientes , en grave estado . Además , escuchaban que por un tiempo no podrían visitar cada lugar que normalmente visitaban .
El mundo se ha paralizado . Gabriel y Arturo veían por primera vez que todos los aviones del mundo dejaron de volar y que los aeropuertos y las fronteras están cerradas . Toman conciencia de que no podrán ver a sus compañeros de colegio por mucho tiempo . Saben que se tendrán solo el uno al otro para charlar y jugar por mucho tiempo . Ellos se preguntan cómo afrontarán esta pandemia , buscan respuestas , extrañan la normalidad .
Después de muchos días de encierro entendieron que deberían respetar todos los protocolos sanitarios recomendados por el gobierno y que en todo ese tiempo compartirían más tiempo en familia . Gabriel y Arturo también entendieron que debían ayudar a sus padres con las tareas de la casa y al mismo tiempo cumplir con sus responsabilidades de las clases a distancia . Creen todos que de esta manera estarían más fuertes para cuando todo vuelva a la normalidad y que nunca olvidarán este momento de aprendizaje que les tocó vivir .
Travesía • revista estudiantil 19