Literatura y Prácticas del Lenguaje...
Beatriz Ortiz
un propósito determinado: recomendar lecturas.” (pag. 188) En este caso, la
expresión “en torno” es adecuada, se producen textos como reseñas o
recomendaciones, que tratan sobre obras literarias. 7
• “Escritura de cuentos a través de la/el docente con un propósito determinado:
recrear para otros lectores el mundo de ficción conocido a través de la lectura
(un cuento tradicional conocido, una nueva versión de un cuento tradicional […]”
(pag. 189) Apareció la reescritura o renarración de textos que no tiene sentido en el
nivel primario y tampoco lo tiene en inicial, porque qué sentido tiene volver a escribir
algo que ya está escrito; lo mejor que se puede hacer para “otros lectores” es
recomendar, comentar, reseñar el texto literario en cuestión. Y, por favor, esto no es
una “escritura de cuentos”, como máximo, es la escritura de un resumen.
• “Escritura de los niños por sí mismos en torno a lo literario (caracterización de
los personajes, descripción de los espacios en que transcurren las historias,
escritura de canciones, poemas breves y rimas).” (pag. 189) No se dan muchos
más datos, ni cómo presentar y provocar la propuesta de escritura, ni que
intervenciones se pueden realizar pero se propone “pensar cómo se va a escribir”, no
se aclara quién va a pensar.
Se acerca el final, y se proponen Orientaciones para la enseñanza (pag. 194), donde se
aconsejan que las propuestas de oralidad, lectura y escritura sean, por ejemplo, diversas,
continuas y frecuentes, lo que es correcto y para nada original; cuando se continúa la lectura,
hay un subtítulo interesante: Las modalidades de la organización didáctica, que desarrolla
los proyectos y las secuencias como modos de organización de las actividades.
¿Qué pasa con las propuestas cotidianas de Literatura o como las llama el Diseño:
“actividades habituales”? Porque más allá de un proyecto o una secuencia que abra la
posibilidad de transmitir textos literarios, se supone que, con la mayor frecuencia posible (si
es diaria, mejor), tendría que decirse un poema o narrar / leer un relato literario.
Para eso el/la docente puede organizar un repertorio de obras donde consten los títulos que
desea transmitir al grupo y que puede ir enriqueciendo durante el año con nuevas lecturas o
ajustando según los ritmos de la sala; ese repertorio, a su vez puede organizarse en
recorridos lectores específicos que permitan asegurar que la oferta realizada sea equilibrada
y que un tipo de texto, por cuestiones personales, opaque a otro; porque puede pasar que
ante la aceptación generalizada de los textos humorísticos, nos detengamos en ese grupo y
se deje de lado, por ejemplo, los cuentos de animales o los mitos.
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Para sumar a la confusión generalizada, este contenido aparece en Prácticas de lectura.
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