Travesías didácticas Nº 32 • Mayo 2020 | Page 50

Leer la infancia en contextos de pandemia. Valeria Donato contrario, la casa como el ámbito privado del adentro familiar, al jardín. Pero pensar el afuera social y el adentro familiar en estos contextos, provoca rupturas en los extremos donde en muchas ocasiones se pierde la noción de un “adentro y fuera” en esta realidad. A partir de esto, me permito proponer estos espacios entre el “yo íntimo y el espacio con otros”, que el aislamiento provoca al habitar un mismo espacio haciéndolo público y compartido. Por lo tanto, podríamos proponer, por ej.: de 0 a 3 años se les construya ese lugar para esconderse y así también a los más grandes el lugar donde leer solos o donde jugar con el juguete preferido y hablar solo sin ser visto o escuchado. Recuperar el espacio de soledad o intimidad. Sustentando y confiando en esas autonomías que debemos otorgar a los niños, estando cerca pero no allí invadiendo la intimidad. Por ej. permitir estar solo en la habitación un tiempo determinado, o en caso de que el espacio sea pequeño, indicar los límites y encontrar juntos algunas soluciones. Leer este nuevo tiempo pedagógico, estando cerca de los niños y las familias, pero también entre docentes de la misma institución y haciendo oportuno, pensar con otros/as. Sabiendo que sin un otro no es posible interpretar y hacer en estos contextos. Proponer un nuevo tiempo pedagógico donde más que nunca sea prioritario acompañar y orientar prudentemente en el cuidado de los niños y niñas en sus familias. Pensar una propuesta integrada en sus posibilidades de construcción colectiva y que no se transforme en una carrera para ver quien propone más tiempo a los chicos frente a las tareas y/o las pantallas. Se trata de cuidar… a los que lo sobrellevan de la mejor manera, a los agobiados, a los que no saben cómo direccionar y a los que revelen algún indicio de vulnerabilidad. “Leer” como educadores a las familias En las relaciones vinculares jardín-familia que se constituyen en la diversidad cultural y social no podemos considerar el anclaje de un vínculo como la única posibilidad de hacerles llegar las actividades o propuestas del jardín. Con que el docente haya garantizado esta llegada, ¿se considera enlazado en vínculo pedagógico o pensamos más allá de esos límites? Por eso, partimos de intercambiar las voces para acompañarlos en la vivencia. Y además de proponer a las familias la continuidad pedagógica 48