Travesías didácticas Nº 32 • Mayo 2020 | Page 48

Leer la infancia en contextos de pandemia. Valeria Donato aumento sustancial, fue una aprender en el hacer mismo de cada día”. Y así, las reflexiones fueron surgiendo y generaron nuevas conversaciones, pero el “hacer jardín” continuó siendo ante las circunstancias. Fue preciso adoptar diferentes modalidades de acceso a las familias para seguir siendo lo que nos convoca como docentes responsables de la transmisión cultural. Y aquí, se puso en evidencia el ser docente como trabajo intelectual y profesional de la educación. En esta actualidad, las preguntas, pensamientos y reflexiones se transforman en nuevos interrogantes desde el lugar responsable que como adultos nos convoca. Y aquí quiero pensar con ustedes sobre la importancia de leer nuestras infancias. Primero, es preciso para ello recuperar sus voces, habilitar la palabra que muchas veces se traduce en expresiones artísticas, en diálogos con títeres y en todas sus expresiones orales; donde pongan en palabras sus pensamientos, temores, necesidades, alegrías, deseos y propuestas que son los que validan nuestros haceres. Y allí está la función del jardín para intentar esa escucha atenta y cuidadosa que no se logra sin aproximarse. Necesitamos fundar los desafíos actuales para que los jardines puedan constituirse en un escenario donde la palabra circule libremente a través de la voz de todos los integrantes de la comunidad educativa. La importancia de transitar con “La palabra” como nos dice Graciela Montes “...nos posibilita transformar realidades, despertar el sentido crítico, la participación ciudadana, la capacidad de decisión” (1990). Tiempos y espacios ¿Cómo lograr que el jardín se constituya como espacio genuino donde se conjuguen las voces de todos? Para ello será preciso un hacer con otros, construyendo comunidades que nos permitan intercambios reales, debates, acuerdos y discusiones con realismo y honestidad, posicionados siempre en contextos dialógicos interaccionales donde no se pierda la lectura del universo de nuestros niños y niñas. Es un gran desafío lograr que la vida concreta de las instituciones ante la compleja diversidad que la conforman, sea un espacio específico para interrogarse, aprender y equivocarse, desafiarse, para aprender a escuchar y a ser leído, para leer bebés y niños, acompañado en la afectividad desde la pregunta, el diálogo y la escucha atenta en un vínculo de confianza, y no desde el lugar donde evitar la pregunta sobre el problema real que atraviesa esa emoción se resuelva ofreciendo emoticones o recursos que los distraigan y no les permita decir. (Éric Sadin, 2016) “...Debemos trabajar por un nuevo humanismo basado en la disposición 46