Travesías didácticas Nº 32 • Mayo 2020 | Page 41

realizar, o que el docente seleccione diferentes y solicite a algunos niños que las desarrollen, que establezca subgrupos de acuerdo con intereses o posibilidades o simplemente que los organice para trabajar rotativamente -ese día o en diferentes días- para abordar más detalladamente algún aspecto o contenido. Por ejemplo, cuando enseñamos un juego matemático nos damos cuenta de las dificultades para hacerlo con el grupo total, es entonces en donde una vez presentado rápidamente a todos podemos trabajarlo con un pequeño grupo mientras los otros realizan juegos ya conocidos que no necesitan de la presencia del docente. Lo que nunca debiera suceder es que mientras un grupo desarrolla una propuesta interesante los demás estén esperando que algo suceda sin hacer nada interesante. A modo de cierre “No existe una escuela que enseñe a vivir” Fito Páez He desarrollado a lo largo de este artículo aspectos que nos convocan a pensarnos y repensarnos como educadores, como escuelas, como sociedad, y muy en especial, pensarnos como participes responsables de la Educación Inicial. Se ha destacado la importancia del trabajo en equipo y la mirada en el bien común, en construir un entramado solidario que nos sostenga generando nuevas preguntas y buscando conjuntamente respuestas posibles, modificables, pero con esas certezas posibles que nos permiten continuar el camino con deseos y esperanzas. Ahora es un momento particular especial para alcanzar estos logros. El enfoque, el discurso y las acciones escolares se conectan constantemente con un entramado social que tantas veces se presenta como un enfrentamiento de ideologías y de valores/contravalores, en tantas oportunidades constituidos como ideas y situaciones a confrontar en relación a las ideas educativas que las escuelas (al menos en teoría) deseamos sostener en relación a nuestros alumnos… Decimos (o queremos decir) ¡no! a los gritos, a las palabras de desaliento, a las acciones descalificadoras, a las concepciones discriminadoras, a las resoluciones sostenidas en injusticias, a las intervenciones dominantes, a las propuestas de enseñanza lineales y arbitrarias que ponen en juego todo lo recientemente mencionado tantas veces sin que ni si quiera tengamos conciencia de ello. Alejándonos de las oposiciones con las familias y las comunidades, pero reconociendo las diferencias de criterios y actitudes tantas veces presentes en lo social y especialmente en los mensajes que transmiten los medios de comunicación, en demasiadas ocasiones las escuelas deben confrontar los modelos desde los cuales se piensan, reconocen a las infancias e intervienen en su educación… 39