Entre las modas con globitos de colores...
Laura Pitluk
es una «institución», que encarna los valores de nuestra República, y no un «servicio»
encargado de satisfacer las demandas de los usuarios individuales.
Y recordar, por lo tanto, que la «educación en casa» no es, no puede ser la escuela: porque,
precisamente, la escuela es lo que rompe con las desigualdades familiares y sociales, lo que
permite acceder a la alteridad, muchas veces dejada de lado o vivida como una agresión en
la cápsula familiar, lo que da a todos la posibilidad de acceder a conocimientos «infinitamente
compartibles», como decía Fichte, es decir, capaces de hacernos percibir que, a pesar de
nuestras diferencias, todos estamos llamados a participar en la construcción de lo común…” 6
Y mientras tanto ¿qué? ¿Cómo? ¿Cuánto?
¿Cuándo?
Algunas ideas importantes a considerar:
1. Aceptar que -dado lo imprevisible e
imprevisto de la situación- fuimos
aprendiendo juntos, in situ, y logrando
mejorar y superarnos, y aún seguimos en
ese camino ya que aún no está todo
dicho;
2. Pensar bien al grupo para el cual estamos
eligiendo las propuestas, sabiendo que
recién empezábamos a conocerlo cuando
todo esto comenzó;
3. Formular y compartir un repertorio de
canciones, cuentos, poesías, juegos, que
circule para ser enriquecidos por las familias;
4. Enviar propuestas a las familias, pero cuidando el exceso que agobia y la falta que
desconecta; que sean flexibles, abiertas, factibles de ser modificadas;
5. Recordar que estas propuestas no deben ser “a imagen y semejanza” de las escolares
que acostumbramos a desarrollar (ni siquiera aquellas creativas que nos llenan de
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Meirieu, Philippe. L’Ecole d’après: les contributions. LA ESCUELA DESPUÉS… ¿CON LA PEDAGOGÍA DE
ANTES? Abril 2020.
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