Travesías didácticas Nº 32 • Mayo 2020 | Page 21

Tantas veces me he preguntado acerca de los “por qué” de las problemáticas que el Sistema Educativo sostiene, pese a las reflexiones y los cambios de enfoques, frente al devenir escolar que nos muestra que debemos adecuar nuestras propuestas a las infancias actuales y dejar de insistir en trabajar lo mismo, cuando ahora ellos ya lo saben y/o no les interesa y nosotros ya descubrimos que ni siquiera es importante o tiene sentido abordarlo. Muchas veces acompaño a los docentes en la búsqueda de nuevas propuestas, dinámicas y opciones para alejarnos de la lucha para que los niños hagan aquello que no pueden realizar y que no corresponde que realicen y que ni siquiera tiene importancia (por ejemplo, participar largamente de actividades sedentarias, escuchar explicaciones incomprensibles, sostenerse callados y quietos durante largos momentos…); en esos casos les propongo que dejemos la complejidad del trabajo extenuante en estos aspectos para las tareas con aquellos aspectos que son contundentemente necesarios (por ejemplo, expresarse verbalmente, respetar las normas que sean adecuadas, no pegarse pese a ser testigos participantes de la violencia adulta); en este sentido, cabe desatacar que la idea se basa en asumir la “complejidad de lo complejo” cuando lo amerita y es fundamental trabajarlo, dejarlo de lado cuando es innecesario buscando otras opciones para las propuestas que les exigen tiempos y acciones que no pueden sostener y verdaderamente no aportan a lo importante, y muy especialmente buscando otros modos de desarrollar las acciones adecuado a sus posibilidades, al enfoque pedagógico que decimos querer sostener y al niño que decimos que queremos formar (participativo, critico, protagonista…). Me refiero a generar: mucho trabajo en pequeño grupo, mucho respeto por lo personal, mucha creación de espacios de escucha compartida, mucha idea de lo importante de conformarse como un grupo que sostenga los procesos personales y que distribuya tiempos y tareas. Me refiero al sostén de las acciones en: la distribución equitativa y rotativa de roles, en los valores de la autonomía y cooperación incipientes en estas edades que debemos ir fortaleciendo, en la solidaridad más que en el triunfo individual, en el enriquecimiento 19