Travesías didácticas Nº 32 • Mayo 2020 | Page 15

sentido, para lograr sostenernos en recuperar los vínculos tantas veces perdidos y ubicarlos en el lugar adecuado, sin desconocer que los vínculos escolares-educativos son (o deben ser) extremadamente fuertes pero profesionales, y que si bien jamás deben pasar a un segundo plano no podemos permitirnos olvidar nuestra función educativa desde la cual sostenerlos. Por otra parte, el mencionado regreso con gloria implica repensar nuestro ser educativo compartido, cooperativo y solidario, nuestros vínculos adultos con los otros, nuestras posibilidades de trabajar de forma conjunta, de conformar equipos de trabajo co-participativos dentro de los cuales cada uno mire el bien común, estableciendo diálogos y debates respetuosos que generen e integren reflexiones conjuntas. Si nunca hubo posibilidad de pensar lo escolar sin un entramado de roles flexiblemente asumidos, con responsabilidades equitativa y respetuosamente distribuidas, con el reconocimiento de las autoridades responsables de la mirada general y la coherencia institucional, con la construcción de acuerdos para todos y el respeto consensuado de las normas necesarias… ahora más que nunca necesitamos que el telar teja tramas coloridas, fortalecidas, acordadas. También es necesario repensar el vínculo con las familias. Tantas veces me cuestiono que nos pasa como educadores que al mirar a las familias nos olvidamos qué también nosotros lo somos y que eso puede darnos una mejor comprensión de lo que les sucede. Es cierto que las familias muchas veces depositan en escuela y educadores todo aquello que no saben dónde ni en quien ubicar, que en tantas oportunidades demandan en exceso, nos critican sin entendimiento verdadero, analizan sin contar con los conocimientos pertinentes; pero también es cierto (y lo aprendí en mi práctica como Rectora de los 4 niveles educativos) que si uno escucha a las familias siempre hay algo de lo que transmiten que nos informa sobre aspectos necesarios de tener en cuenta para evaluar y mejorar nuestras tareas; persistentemente recordándoles a los familiares y recordándonos a nosotros mismos que somos los profesionales responsables de tomar las decisiones y trabajando de modo complementario cada uno desde su espacio pertinente, sin situarnos como enemigos que pertenecen a bandos contarios sino como ámbitos diferenciados y aunados en función de nuestras infancias siempre priorizadas. Y como decía Tonucci en su videoconferencia de estos días (abril 2020), ¿Qué es una buena escuela? la que considera el mundo de los niños y a sus familias, ayudándolos ahora a vivir este contexto en el cual la casa es un verdadero laboratorio escolar 13