Entonces, lo afectivo y vincular son
indefectiblemente la prioridad, aunque
esto -como recién se expresó- implica
ocuparnos de lo vincular aunado a lo
pedagógico, es decir, las propuestas
escolares deben necesariamente
imbricarse con el afecto, sostenerse en
lo lazos, dar cuenta de la mirada en las
infancias; este aspecto hace referencia
a que bajo ningún punto de vista ser una
prioridad suprema significa asumirlo en
desmedro de lo educativo que es signo
de afecto -también- además de ser la
responsabilidad de las instituciones
educativas y los educadores…y a eso me refiero cuando hablo de “la didáctica”.
La didáctica se ocupa de estudiar a la enseñanza, ese es su objeto de estudio… Tantas veces
me pregunto por qué “enseñanza” y “didáctica” se asocian a rigidez y a seguir andariveles fijos
cuando en realidad -según mi punto de vista y el de muchos otros- la enseñanza bien
entendida es una palabra mágica que hace mención -entre otras cosas- al proceso por el cual
se eligen transmitir-generar-intercambiar-hacer fluir y aparecer, abierta y democráticamente
(ojalá, para que realmente tenga sentido) determinados saberes considerados válidos en un
momento especifico… Claro que existen distintas concepciones y prácticas de enseñanza que
dan cuenta de modos opuestos de transmitir y generar, que responden a enfoques teóricos
contrapuestos, que se sostienen en marcos ideológicos desde los cuales se piensan y se
eligen las acciones generando prácticas pedagógicas bien diferentes.
Si bien la razón de ser de la enseñanza es generar aprendizajes, sabemos hace mucho tiempo
con Fenstermacher que no existe una relación de causa y efecto, que son dos procesos
altamente vinculados entre sí, pero a su vez diferenciados (por eso ya no hablamos de proceso
de enseñanza-aprendizaje) y que no todo lo que se enseña se aprende ni todo lo que se
aprende fue enseñado.
Sin embargo:
1- conocer como aprenden los sujetos nos permite buscar los mejores modos de enseñar en
el intento de generarlos o ayudarlos a crearse, reconociendo la multiplicidad de factores y
procesos personales que influyen en su formación, y registrando que esa es función
irrenunciable y orgullosa de las escuelas;
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