Travesías didácticas Nº 32 • Mayo 2020 | Page 13

Entonces, lo afectivo y vincular son indefectiblemente la prioridad, aunque esto -como recién se expresó- implica ocuparnos de lo vincular aunado a lo pedagógico, es decir, las propuestas escolares deben necesariamente imbricarse con el afecto, sostenerse en lo lazos, dar cuenta de la mirada en las infancias; este aspecto hace referencia a que bajo ningún punto de vista ser una prioridad suprema significa asumirlo en desmedro de lo educativo que es signo de afecto -también- además de ser la responsabilidad de las instituciones educativas y los educadores…y a eso me refiero cuando hablo de “la didáctica”. La didáctica se ocupa de estudiar a la enseñanza, ese es su objeto de estudio… Tantas veces me pregunto por qué “enseñanza” y “didáctica” se asocian a rigidez y a seguir andariveles fijos cuando en realidad -según mi punto de vista y el de muchos otros- la enseñanza bien entendida es una palabra mágica que hace mención -entre otras cosas- al proceso por el cual se eligen transmitir-generar-intercambiar-hacer fluir y aparecer, abierta y democráticamente (ojalá, para que realmente tenga sentido) determinados saberes considerados válidos en un momento especifico… Claro que existen distintas concepciones y prácticas de enseñanza que dan cuenta de modos opuestos de transmitir y generar, que responden a enfoques teóricos contrapuestos, que se sostienen en marcos ideológicos desde los cuales se piensan y se eligen las acciones generando prácticas pedagógicas bien diferentes. Si bien la razón de ser de la enseñanza es generar aprendizajes, sabemos hace mucho tiempo con Fenstermacher que no existe una relación de causa y efecto, que son dos procesos altamente vinculados entre sí, pero a su vez diferenciados (por eso ya no hablamos de proceso de enseñanza-aprendizaje) y que no todo lo que se enseña se aprende ni todo lo que se aprende fue enseñado. Sin embargo: 1- conocer como aprenden los sujetos nos permite buscar los mejores modos de enseñar en el intento de generarlos o ayudarlos a crearse, reconociendo la multiplicidad de factores y procesos personales que influyen en su formación, y registrando que esa es función irrenunciable y orgullosa de las escuelas; 11