Cuando se es docente, a veces resulta difícil pensar qué es la
Literatura lejos de la mirada tan particular que tiene la escuela
sobre ella. Lo mismo sucede con otras manifestaciones artísticas
que cuando entran en las aulas y salas se transforman
en recursos para enseñar algo.
Las expresiones artísticas son tan antiguas como la humanidad,
porque se puede afirmar que es una necesidad vital para las
comunidades de hombres y mujeres, producir arte en todas
sus manifestaciones: música, danza, artes visuales
y por supuesto, literatura.
No sucede lo mismo con la escritura, que es una producción
social relativamente reciente y que no aparece en todas las culturas,
solo la necesidad de recordar gran cantidad de datos crea el
registro escrito; cuando la memoria deja de ser confiable,
en ese momento aparecen los sistemas de escritura.
Entonces, tenemos una manifestación artística, la Literatura, tan vieja como la humanidad; y
un producto social, la lengua escritura, mucho más moderna. En la actualidad, las dos
aparecen muchas veces en las instituciones escolares, unidas a la hora de hacer propuestas
de alfabetización.
En ese momento, se presenta un problema, cómo transmitir una experiencia artística sin que
quede contaminada por otras necesidades didácticas, en este caso cómo seleccionar y
transmitir textos literarios con un propósito estético y no como un recurso más a la hora de
enseñar a leer y escribir.
Las Prácticas del Lenguaje:
A mediados de la década del ’90 del S.XX cambian los planes de estudio para la formación
docente de nivel inicial, y aparece (en la Ciudad de Buenos Aires y en algunas provincias) una
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