le otorgan coherencia y unidad de sentido a las secuencias didácticas y la serie de actividades
que se proponen, abierta y flexible a fin de que los familiares puedan elegir entre opciones y
repetir lo necesario. Si la planificación es siempre un boceto anticipatorio que nace para ser
modificado, un entramado de componentes en función de las metas educativas, una
herramienta que revitaliza la tarea pedagógica, un instrumento que permite anticipar, prever,
organizar, evaluar… en estos momentos sostiene su razón de ser, pero adecuándolo al
contexto actual.
2. La evaluación, implica siempre una problemática imposible de terminar de revelarse y
resolverse considerando la identidad de la Educación Inicial y las fortalezas del enfoque
pedagógico que nos sostiene en las decisiones y acciones; en este contexto que ensambla lo
escolar y lo familiar esto obviamente se profundiza y complejiza; entonces se hace necesario
primeramente decidir desde que modelo educativo pensamos a la evaluación, o sea -en
relación con los alumnos-… ¿ponemos X en casilleros estancos que nos obligan a establecer
si fue muy logrado poco o a medias cuando nos referimos a aspectos que están en proceso
de formación y consolidación en los niñes (que además tantas veces ni son posibles de ser
enseñados en la escuela) o presentamos una evaluación de los alumnos que aborda de
manera amplia, compleja y reflexiva sus procesos de apropiación de los conocimientos
impartidos? Adhiero a la segunda opción, reconociendo las dificultades para su concreción y
el largo camino que aún nos debemos para encontrar sus mejores opciones (Ver en
“Propuesta para realizar los informes de los niños en Nivel Inicial”, Revista Travesías
didácticas Nº 11, Diciembre 2011 y Spakowsky, Elisa, 2011, “Prácticas pedagógicas de
evaluación en el Nivel Inicial: desarrollo histórico, análisis crítico y propuestas superadoras”.
Ed. Homo Sapiens. Rosario).
Quisiera (en función de tantos pedidos y comentarios recibidos) poder presentarles la
formulación de una posible guía de evaluación que los ayude en la concreción de las
solicitudes y necesidades. Esto sería contradictorio con el enfoque educativo que
sostengo desde mis ideas y mis entrañas, con la mirada acerca de la evaluación a la
que adhiero en coherencia con el mismo y con mis ideas acerca de lo educativo en
estos tiempos de pandemia.
Por lo tanto, retomo la idea de que docentes, directivos y supervisores/inspectores
podrán realizar las evaluaciones conjuntas y flexibles (dada la coyuntura) de sus
acciones, siendo estas un aporte a las nuevas búsquedas de las tareas a desarrollar y
las acciones a concretar. Todo lo trabajado, especialmente con niños y familias desde
la virtualidad, será retomado y ¿evaluado? al retornar a la escuela presencial.
En relación con los niñes, solo me atrevo a pensar en algunos puntos posibles de ser
abordados desde una “mirada evaluativa”:
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