Travesías didácticas Nº 28 • Septiembre 2018 | Page 17

Dilemas… disyuntivas… ¿una de las dos proposiciones o un intersticio entre ambas? En algún lugar de nuestra historia como sociedad atravesada por décadas de dictadura, en nuestra matriz docente se instaló la creencia, la suposición, el pre-juicio: “debate” es mala palabra, connota discusión, enfrentamiento. “En la escuela no se debate”, no es conveniente… lo que tenemos que hacer forma parte del “deber”, se “cocina afuera” o es una “bajada”. Creo fuertemente que necesitamos instalar un modelo de escuela en el que supervisorxs y directivxs generen espacios que promuevan y aseguren la discusión y el debate. En primer lugar, sobre las políticas dirigidas a la infancia, ejercitando la capacidad reflexiva en relación a las declaraciones, leyes y resoluciones, construyendo colectivamente las implicancias educativas de las normas, encontrando los modos que aseguren la concreción de las políticas al interior de cada región y de cada institución. Se trata, en este devenir de democratizar las instituciones escuchando opiniones, compartiendo miradas, hallando modos alternativos para…, de manera que también sea el colectivo quien educativo adquiera protagonismo y ejerza su Derecho a ser Escuchado. EL DESAFIO DE DESNATURALIZAR MIRADAS En nuestra sociedad -a la que siempre se definió como “crisol de razas”-, la educación vino a desempeñar un papel fundamental de homogeneización, una aspiración de “igualdad” que desconoció categóricamente todo rasgo diverso; la homogeneidad como “sueño del poder” se instaló en materia educativa porque la educación es un aparato “poderoso” al servicio de las políticas de Estado. Quienes nos iniciamos en la docencia hace muchos años recordaremos aquellos perfiles y diagnósticos que de tan ideales hoy resultan preocupantes: las frases estelares que definían y describían grupos “homogéneos”. ¿Verdad? ¿Mito? ¿Ilusión? ¿Necesidad de ver lo que deseamos o de invisibilizar? Los “tiempos modernos” nos enfrentan con “modelos” por fuera de cualquier formato pre- existente. La multiculturalidad está presente en la sociedad, por tanto en toda comunidad educativa. Hoy solemos leer que: "nuestrxs alumnxs manifiestan poco interés en las propuestas, faltan mucho, son inmigrantes o hijos de inmigrantes, tienen conductas disruptivas, sus configuraciones familiares no encajan con el modelo de “ familia tipo”, portan creencias y valores propios que evidencian la no existencia de una única moral, cuestionan a los adultos; tienen dificultades para responder a un formato escolar -poco flexible-, han sido “clasificados” con diagnósticos tempranos que bajo la sigla TGD encierran una multiplicidad de factores de compleja definición, abordaje y comprensión". Sin embargo, la infancia es “heterogénea” y vulnerable y el saber de lo legal resulta insuficiente ¿Cómo nos preparamos para recibir, enseñar, alojar a todxs y cada unx, trabajar / enseñar amorosamente? ¿Podemos ofrecer un horizonte de igualdad? ¿Desarrollar capacidades? ¿Brindar conocimientos y promover valores? ¿prevenir y atender? ¿con qué llave nos abrimos a los nuevos mundos? 15