10- Por qué tenemos miedo. Hipótesis rechazada por la conclusión de que los
perros a veces le temen a los dueños y a las tormentas.
11- Por qué tomamos leche de la teta. Hipótesis rechazada también al mencionar
otros animales que toman teta y los denominamos mamíferos.
12- Por qué jugamos. Los perros cachorros también juegan, dijo Facundo. Mi
perro busca la pelota dijo otro.
Tres fueron las hipótesis aceptadas:
Por qué vamos a la escuela.
Por qué pensamos.
Por qué hablamos.
La conclusión final fue que solo los humanos vamos a la escuela, pensamos y
fundamentalmente nos comunicamos con el lenguaje.
A modo de cierre
Crear espacios para pensar es fundamental para enseñar y para aprender, creo firmemente,
también, que se enseña verdaderamente cuando se está aprendiendo, y que tal vez, aquellos
que por mandato tienen la función de aprender, no saben que enseñan, y que no todos los
que se formaron para enseñar, saben que aprenden.
Las escuelas albergues tienen una característica distinta al resto de las escuelas, están
cargadas de lazos potentes y profundos entre quienes le dan existencia. Somos
verdaderamente un colectivo y sabemos que pensamos distinto al otro, pero también sabemos
que en ese colectivo crecemos profundamente y desarrollamos un pensamiento propio
entendiendo que: … “lo que hace propio un pensamiento es el modo en que nos vemos
involucrados con el” … (Gustavo Santiago. Pag 55. 2016).
La idea es pensarnos como seres que podemos ser creadores, descubridores, críticos y
pensadores de mundos distintos. No somos filósofos, intentamos desde esa capacidad única
de los seres humanos pensar críticamente el mundo que nos rodea para comprenderlo e
intentar mejorar. Preguntarse es siempre darse tiempo para pensar y pensarse, por si acaso
es necesario un cambio, una modificación leve o profunda, una nueva mirada, para establecer
nuevos acuerdos con esa demanda social que la escuela nunca alcanza a tiempo.
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