Travesías didácticas Nº 21 • Marzo / Abril 2016 | Page 49
Cuando se hace referencia a la planificación se propone que las actividades cotidianas, las
que se desarrollan todos los días también sean planificadas y que sean evaluadas de forma
permanente para ver su marcha y poder modificar lo necesario. Dentro de las actividades
permanentes hay que considerar en primer término las situaciones habituales de oralidad,
las de escritura en general y del nombre propio en particular y las de lectura y escritura.
Cada una de ellas debe considerarse en un momento específico por diversos propósitos. Por
ejemplo el trabajo con la oralidad debe estar presente a partir del período de inicio y no
puede dejarse en todo el ciclo escolar pues es a partir de la palabra, del intercambio y de la
interacción verbal con los otros que se irá aprendiendo. Este momento tan especial en el que
confluyen por un lado diversos contenidos de enseñanza y de aprendizaje que servirán para
que se conozcan mutuamente el niño con su docente, generando un primer vínculo en un
espacio nuevo, el de lo público. Algunas de estas actividades en torno a la oralidad que se
desarrollan son la manera de hacer pedidos diversos, manifestar las necesidades y los
sentimientos, relatar y escuchar hechos vividos, observados o escuchados, usar las diversas
fórmulas de cortesía, interpretar consignas, preguntas y poder formular respuestas. Con
respecto a las actividades habituales de lectura y escritura que habría que planificar son las
que están vinculadas con diversas escrituras, por ejemplo del nombre propio y de otras
palabras pero siempre en contextos reales de uso, a efectos de que no se aprendan solo
palabras sino a construir textos con sentido.
Si bien en el nivel inicial se trabaja con la literatura desde un punto de vista estético,
vinculado con el gusto por la lectura y es la base para la formación de un lector – tal como se
lo ha afirmado antes -, es importante incluir algunas actividades de lectura y de escritura
vinculadas con ellas como por ejemplo la localización de títulos en la agenda mural, la
escritura de listas de personajes de cuentos, mitos y leyendas en parejas, registro de
apreciaciones sobre los cuentos leídos, etc. Obviamente que no hay que caer en un
mecanicismo y hacer de estas actividades una rutina que terminen haciendo perder el
interés de los niños por la lectura sino tan sólo ver a los textos que se pueden producir como
una posibilidad más para formar lectores (por ejemplo ante el pedido por parte de la maestra
de elaborar de manera colectiva un texto en el que recomienden un texto literario están
desarrollando no solo una prác tica de escritura sino también de lector crítico posicionándose
frente a lo leído y recomendándoselo a los compañeros de otras salas).
Además de este trabajo permanente con las situaciones de lectura y escritura se propone
trabajar con secuencias didácticas y con proyectos. Con respecto a las primeras, como
señala Pitluk “La organización de la planificación a modo de secuencias didácticas se
sustenta en el reconocimiento de la necesidad de acercarse en diferentes momentos y de
distintas formas al objeto de conocimiento. La enseñanza de los contenidos, entendidos
como la organización escolar del conocimiento, no se realiza nunca a través de una sola
aproximación ni una sola propuesta, sino que implica volver a trabajarlos recreando las
posibilidades de apropiación de los mismos y de enriquecimiento de los aprendizajes. 1”.
Por esto la importancia de trabajar con secuencias didácticas y proyectos con propósitos
1
Reflexionando sobre la planificación y la observación en la Educación Inicial: la importancia de las secuencias didácticas
y el análisis de las propuestas de enseñanza. Lic. Laura Pitluk.
47