Travesías didácticas Nº 21 • Marzo / Abril 2016 | Page 37
La vestimenta comenzando a enrollarse en sus cuerpos
era el primer indicador en el cual terminaba esa etapa;
sin definición, y comenzaba a transitar la edad adulta.
Ropa adulta en cuerpos diminutos.
Algunos años de dependencia en paralelo con el deseo
de los mayores de ver a los pequeños convertidos
en grandes hombres o adultos en miniaturas.
Aproximaciones y trayectos
Una somera reconstrucción histórica de la infancia, sin pretender entrar en una línea de
tiempo, nos permite acercarnos al concepto a partir de diferentes practicas/relatos que han
sido estudiadas e investigadas. Un primer interrogante que debemos sumar a otros tantos es
¿cómo arribamos a esta noción de infancia que resulta tan “natural” para nosotros?
Pregunta que iremos respondiendo en esta línea imaginaria “casi sin tiempo”.
Volvamos a la ropa comenzando a enrollarse en el cuerpo y el paso del niño al “ser adulto”
trabajando como adulto, desposados como adultos, juzgados como criminales adultos,
jugando prácticas de adultos y hasta coronados como monarcas (no olvidemos a Luís XIV;
convertido en rey a la edad de 5 años y practicando “juegos sexuales” con sus niñeras).
Ninguna diferencia entre un crimen cometido por un niño o un adulto en cuanto a su juicio,
ninguna intención de proteger la inocencia antes hechos sexuales. Niño adulto y la
desconsideración de la infancia como una etapa especial y fundante para su desarrollo.
Los niños que no conocieron su “ser niños”
Carga seria la palabra que definía a cualquier niñ@ antes de las modernas técnicas de
control natal; muchos de ell@s, no desead@s, significaban más una maldición que una
bendición en cualquier familia; el símbolo de un cuerpo más para vestir, una boca que
alimentar, una persona más para atender… Abandonados o ahogados de pequeños,
terminaban algo que nunca empezaban. L@s más afortunados eran enviados a los campos
a trabajar con nodrizas o llevados a orfanatos; donde probablemente se los maltrataban y
morían.
Finalizando el siglo XIX y hasta principios del XX algo aceptado y con el mismo rango que un
esclavo o los animales, era el trabajo infantil. Una variedad de tareas eran las que
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