Travesía 2019 3 | Page 41

Aunque la ignorancia es la oportuni- dad para aprender, también tenemos que saber que mucha ignorancia es algo que no solo puede lastimar a uno mismo, sino también al resto de las personas que nos rodean. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, relató: “En cierta ocasión tuve la oportunidad de reunirme con un grupo de altos ejecutivos que recibían las ma- yores compensaciones de uno de los más prósperos negocios del país. Aproveché la oportunidad para preguntarles sin ro- deos por qué ellos habían reestructurado su remuneración de tal modo que pa- gaban más impuestos de los necesarios, además de ofrecer a los inversores datos engañosos en cuanto la magnitud de las compensaciones recibidas. Sus respuestas indicaron que la mayoría de ellos no se detuvieron a considerar las plenas impli- caciones fiscales de su conducta. Pero ni siquiera ahora que ya las comprendían te- nían la menor intención de actuar de otro modo. Su trabajo consistía en maximizar el valor para el accionista, lo que a corto plazo significaba que tenían que explotar la ignorancia del mercado sobre el coste de los stock options tenían para las em- presas que las emitían”. Uno podría considerar la felicidad y la “sagacidad” de los ejecutivos por aprove- charse de los demás sin siquiera moles- tarse en saber las posibles consecuencias legales y morales. “La ignorancia es atre- vida”. (Savater, 75), por lo tanto podría- mos reflexionar sobre este caso desde el punto de vista de todas las personas que han sufrido en manos de estos ejecutivos deshonestos. La ignorancia supina de los antes mencionados ha llevado a la tram- pa, la mentira y el daño a otras personas. Mientras más uno pasa tiempo en las ti- nieblas, más daño provoca no solamente a las personas que están alrededor, sino también a su propio interior. Aunque no se esté consciente, la ignorancia corrom- pe el alma de una persona. Efectivamente la ignorancia es ne- cesaria para el aprendizaje, pero que en exceso lleva al perjuicio y al descontento. Aunque la ignorancia en sí no sea algo que el ser humano debería atesorar, es algo que tenemos que utilizar para apren- der. Tarde o temprano, uno va a tener que experimentar el mundo como realmente es. De alguna manera, la ignorancia es más poderosa que el saber, porque al sa- ber algo, ya no es buscado, pero cuando no se sabe algo, se busca. Así, es la fuente de poder de la humanidad, ya que gracias a eso, se llega al saber, lo más codiciado. Todos sabemos que este saber lleva a una u otra clase de felicidad, probablemente no a corto plazo, pero está en nuestra na- turaleza buscar la verdad, y al descubrirla, recibimos no solo la verdad misma, sino un sentimiento inmenso de satisfacción y alivio. Vivir en un mundo tenebroso (en el sentido de que está cubierto con tinieblas, ignorancia) no es mejor que siquiera vivir. La vida es real, y por lo tanto, en eso deberían basarse nuestros pensamientos y acciones. Entonces, podemos intuir que, para llegar a la felicidad, tenemos que ser sabios y para ser sabios, teníamos que ha- ber sido ignorantes en alguna etapa de nuestras vidas. Ergo, para ser felices, pri- mero tenemos que ser ignorantes, crean- do una dependencia de la ignorancia para la felicidad. B ibliografía - M üller , M arina . D escubrir E l C amino : N uevos A portes E ducacionales y clínicos D e orientación V ocacional . B onum , 2004. - S tiglitz , J oseph . L os felices 90: L a semilla de la destrucción . P enguin R andom H ouse G rupo E ditorial E spaña , 2010 - G onzales , C hristopher . P erseguir la felicidad "U n viaje por el agujero del conejo ". L ulu . com , 2017. - S avater , F ernando . E l C ontenido de la F elicidad . P enguin R andom H ouse G rupo E ditorial E spaña , 2012. Travesía • revista estudiantil 41