Travesía 2019 3 | Page 11

tristes, pero ella se esforzaba al máximo y confiaba en que alguna vez podrían mudarse de barrio. Lograr eso era algo muy difícil para ellos porque el alquiler de las casas más alejadas al río era muy costoso. —¡Mamá! ¿Será que este año podremos mudarnos? -Preguntó Anahí entusiasmada. —Creo que no hija, no tenemos dinero para eso. Solo si tu padre logra conseguir un buen trabajo lo podremos hacer - respondió tristemente su mamá. Según el tono de voz de su mamá parecía que no exis- tían esperanzas… —¡Todo el esfuerzo diario para nada! ¡Cómo podía ser tan injusto!- pensaba furiosamente – Trabajar mucho para no lograr nada. Desilusionada se acostaba a dormir. Muchas otras no- ches soñó que vivía con su familia en una casa cómoda, con un verde prado, disfrutando de ese hermoso lugar. —Anahí, es hora de levantarse. Debemos salir ensegui- da – Decía su madre todas las mañanas. Se levantaba muy temprano y caminaba mucho hasta llegar a la frutería. Trabajaba duro y vendía bastante. Al- morzaba e iba al colegio. Esa era la rutina, todos los días terminaba la jornada muy cansada. Ella y su madre gasta- ban solo lo necesario pensando en el hogar de sus sueños. Fue así que, después de unos largos meses y en un día normal de trabajo su padre llegó a la frutería con una amplia sonrisa en el rostro. Preguntó cómo les había ido durante el día e inició una plática con ellas: —Pueden estar felices…He conseguido trabajo en una fábrica de Asunción. Estoy seguro de que con el salario mensual más lo que han ahorrado dentro de poco tiempo podremos mudarnos a un barrio más seguro y cómodo, lejos de las aguas del río.. No pudieron contener la felicidad y emoción en ese momento. Se abrazaron y lloraron mucho recordando todo lo que han pasado como familia. Fue muy duro para Anahí trabajar y estudiar al mismo tiempo. Sin embargo, gracias a ese esfuerzo diario aprendió que cuando uno se propone metas y da su mejor esfuerzo estará siempre más cerca de alcanzar su sueño. Travesía • revista estudiantil 11