El Juego Trabajo posibilita la aparición de varios proyectos de juego que coexisten
en la medida en que los distintos grupos de niños y niñas lo llevan a cabo. Estos
proyectos de juego no necesitan estar vinculados entre sí, ya que son propuestas
independientes.
Puede organizarse en los sectores de juego comúnmente llamados rincones.
Coincidiendo con Laura Pitluk, hablar de sectores en vez de rincones no es solo un
cambio de nombre, sino que implica alejarnos de aquellas concepciones de juego que
terminaron “arrinconando” materiales en un espacio determinado y conjuntamente con
esos materiales se fue “arrinconando” el pensamiento, por eso adhiero a denominarlos
sectores de juego.
En referencia a las distintas percepciones que se puede tener de un rincón, Daniel
Calmels (2011) sostiene que el rincón puede cumplir una función protectora, pero
también puede separar y marginar. Tiempo atrás en la práctica solíamos decir a
nuestros niños/as que “no podían cambiar de rincón” y ahí se me aparece la imagen de
“celda” de la que habla Calmels, y junto a ello, puedo ver las expresiones en los rostros
de esos niños/as y sus voces diciendo ¿por qué no, Seño?, ¡dale, dejanos cambiar de
rincón!... y pienso en la nueva mirada sobre el juego que permite al jugador entrar y
salir cuantas veces lo considere necesario para enriquecer su proyecto de juego, lo
cual significa que salirse de un sector no implica dejar de jugar por cambiarse de lugar,
sino, enriquecer el juego para dar continuidad al proyecto iniciado.
Si bien, los diferentes sectores son abiertos y cerrados en cada Juego Trabajo, es
factible que se le dé continuidad en otros Juegos Trabajos posteriores, y de la manera
más creativa posible ir incorporando materiales significativos que darán sentido al
sector de juego. Cada sector plantea su propio proyecto y puede interactuar con otros
de manera libre y con algún propósito.
Es fundamental que en algunos casos los sectores se reiteren a fin de que los niños/as
tengan nuevas posibilidades para elegirlos y jugar en ellos, retomando los proyectos
iniciados. La tarea de elegir por parte de los niños resulta todo un desafío ubicándolos
como únicos protagonistas.
Al hablar de proyectos de juego y de sectores, pienso al espacio de juego habilitado
para desarrollar el Juego Trabajo y lo visualizo como un territorio fértil para que el juego
se origine y sea jugado por quienes deseen jugar. No entiendo a los sectores como
lugares físicos estancos, ocupados por los objetos y los niños/as y delimitados por
muebles, sino como “un espacio acordado y (…) preparado para el hacer lúdico” tal
como Daniel Calmels define al “campo de juego”.(1)
(1) CALMELS, D. (2011) “Espacio habitado. En la vida cotidiana y la práctica profesional”. Santa Fe, Ed. Homo Sapiens.
18
21