Travesias didacticas Nº 19 • Julio 2015 | Page 23

El Juego Trabajo posibilita la aparición de varios proyectos de juego que coexisten en la medida en que los distintos grupos de niños y niñas lo llevan a cabo. Estos proyectos de juego no necesitan estar vinculados entre sí, ya que son propuestas independientes. Puede organizarse en los sectores de juego comúnmente llamados rincones. Coincidiendo con Laura Pitluk, hablar de sectores en vez de rincones no es solo un cambio de nombre, sino que implica alejarnos de aquellas concepciones de juego que terminaron “arrinconando” materiales en un espacio determinado y conjuntamente con esos materiales se fue “arrinconando” el pensamiento, por eso adhiero a denominarlos sectores de juego. En referencia a las distintas percepciones que se puede tener de un rincón, Daniel Calmels (2011) sostiene que el rincón puede cumplir una función protectora, pero también puede separar y marginar. Tiempo atrás en la práctica solíamos decir a nuestros niños/as que “no podían cambiar de rincón” y ahí se me aparece la imagen de “celda” de la que habla Calmels, y junto a ello, puedo ver las expresiones en los rostros de esos niños/as y sus voces diciendo ¿por qué no, Seño?, ¡dale, dejanos cambiar de rincón!... y pienso en la nueva mirada sobre el juego que permite al jugador entrar y salir cuantas veces lo considere necesario para enriquecer su proyecto de juego, lo cual significa que salirse de un sector no implica dejar de jugar por cambiarse de lugar, sino, enriquecer el juego para dar continuidad al proyecto iniciado. Si bien, los diferentes sectores son abiertos y cerrados en cada Juego Trabajo, es factible que se le dé continuidad en otros Juegos Trabajos posteriores, y de la manera más creativa posible ir incorporando materiales significativos que darán sentido al sector de juego. Cada sector plantea su propio proyecto y puede interactuar con otros de manera libre y con algún propósito. Es fundamental que en algunos casos los sectores se reiteren a fin de que los niños/as tengan nuevas posibilidades para elegirlos y jugar en ellos, retomando los proyectos iniciados. La tarea de elegir por parte de los niños resulta todo un desafío ubicándolos como únicos protagonistas. Al hablar de proyectos de juego y de sectores, pienso al espacio de juego habilitado para desarrollar el Juego Trabajo y lo visualizo como un territorio fértil para que el juego se origine y sea jugado por quienes deseen jugar. No entiendo a los sectores como lugares físicos estancos, ocupados por los objetos y los niños/as y delimitados por muebles, sino como “un espacio acordado y (…) preparado para el hacer lúdico” tal como Daniel Calmels define al “campo de juego”.(1) (1) CALMELS, D. (2011) “Espacio habitado. En la vida cotidiana y la práctica profesional”. Santa Fe, Ed. Homo Sapiens. 18 21