Travelove Magazine Número 2, Octubre 2016 | Page 20

En China, y sobre todo cuando se trata de expandir su imagen al exterior, todo se hace a lo grande. La celebración de los Juegos Olímpicos de 2.008, que atrajo a más de un millón de visitantes, tuvo en Shanghai su respuesta inmediata con la organización de la Expo 2.010, batiendo todos los récords: más de 70 millones de personas. Sin embargo, más allá de esta imagen moderna, no es necesario rebuscar mucho para toparnos con la verdadera realidad. La tradición, el simbolismo y la historia milenaria del Imperio, se encuentra en cada uno de los lugares que visitemos bien sean plazas, parques y jardines públicos, palacios imperiales, templos o pagodas. La obra de las dinastías Ming y Qing sigue presente en el alma de la gran urbe. La Plaza de Tiananmen o de la Puerta de la Paz Celestial. Como gran antesala de la Ciudad Prohibida, y siguiendo el eje surnorte de la misma, la curiosidad del occidental te hace buscar de inmediato el punto donde un joven ciudadano se enfrentaba en solitario a un tanque. Las protestas de junio de 1.989 en favor de una democracia finalizó de forma tajante con la represión y muerte de cientos de manifestantes. Si cabe, irónicamente, en el centro de esta gran explanada, de 800 metros de norte a sur y 500 de este a oeste, se eleva hasta los 38 metros el Monumento a los Héroes del Pueblo. El obelisco de piedra nos deja una inscripción en su base “Los héroes del pueblo son inmortales”. Bordeando la plaza encontramos el Mausoleo de Mao, que contiene el cuerpo embalsamado del fundador de la República Popular, el Museo Nacional de Historia y de la Revolución así como el Gran Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea Popular Nacional. La residencia de los Emperadores. La Ciudad Púrpura Prohibida, representación del poder político del Imperio. El Cielo, la Tierra y el Hombre forman parte de la triada cósmica. Como enlace para obtener un estado ideal de equilibrio y armonía el hombre-emperador es nombrado hijo del Cielo. A pesar de este poder absoluto, aislados del mundo, rodeados de dos murallas, una exterior y otra interior, con un gran foso de 6 metros de profundidad y 52 de ancho, es difícil de imaginar el misterio y la intriga que se producía dentro de este gran complejo de palacios y residencias, comenzado a construir en 1.406. Desde aquí, el mayor símbolo dinástico de China, es donde los 24 Emperadores de las dinastías Ming y Qing, considerados como dioses, ejercieron el poder político. TRAVEL VE REVISTA DE VIAJES DE PARADA Y FONDA DE UN VIAJERO 20