tradiciones y costumbres | Page 12
Esto decía, cuando se vino corriendo hacia ellos una muchacha, una niña, una chicuela, de
ligerísimos pies y menguada estatura.
-Nela, Nela -dijo el ciego-. ¿Me traes el abrigo?
-Aquí está -repuso la muchacha poniéndole un capote sobre los hombros.
-¿Ésta es la que cantaba?... ¿Sabes que tienes una preciosa voz?
-¡Oh! -exclamó el ciego con candoroso acento de encomio -canta admirablemente-. Ahora,
Mariquilla, vas a acompañar a este caballero hasta las oficinas. Yo me quedo en casa. Ya siento la
voz de mi padre que baja a buscarme. Me reñirá de seguro... ¡Allá voy, allá voy!
-¡Ah!... ya... D. Carlos es muy amigo de mi padre y mío: le espera a usted desde ayer.
-Llegué esta tarde a la estación de Villamojada... dijéronme que Socartes estaba cerca y que
podía venirme a pie. Como me gusta ver el paisaje y hacer ejercicio, y como me dijeron que
adelante, siempre adelante, eché a andar, mandando mi equipaje en un carro. Ya ve usted cómo
me perdí... pero no hay mal que por bien no venga... le he conocido a usted y seremos amigos,
quizás muy amigos... Vaya, adiós; a casa pronto, que el fresco de Setiembre no es bueno. Esta
señora Nela tendrá la bondad de acompañarme.
Marianela
-Retírese usted pronto, amigo -dijo Golfín estrechándole la mano-. El aire es fresco y puede
hacerle daño. Muchas gracias por la compañía. Espero que seamos amigos, porque estaré aquí
algún tiempo... Yo soy hermano de Carlos Golfín, el ingeniero de estas minas.
-De aquí a las oficinas no hay más que un cuarto de hora de camino... poca cosa... Cuidado
no tropiece usted en los rails; cuidado al bajar el plano inclinado. Suelen dej ar los vagonetes
sobre la vía... y con la humedad, la tierra está como jabón... Adiós, caballero y amigo mío.
Buenas noches.
Subió por una empinada escalera abierta en la tierra y cuyos peldaños estaban reforzados
con vigas. Golfín siguió adelante, guiado por la Nela. Lo que hablaron ¿merecerá capítulo aparte?
Por si acaso, se lo daremos.
-Aguarda, hija, no vayas tan a prisa -dijo Golfín deteniéndose- déjame encender un cigarro.
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