En resumen, y volviendo al gradiente de
España, su comparación con los de otros países
sirve para confirmar lo ya apuntado en cuanto a
excelencia y equidad de los resultados de nues-
tros alumnos. El gradiente queda enterrado y
en una posición poco destacada entre los
demás, ya que no sobresale en ninguno de los
ejes. No es ni de los peores ni de los mejores:
por el extremo superior derecho no muestra
ninguna élite entre nuestros alumnos, ya que
sólo los extremos de Italia, Grecia y Polonia
quedan en una posición más baja; pero tampo-
co por su extremo inferior izquierdo pone de
manifiesto ninguna bolsa de alumnos espe-
cialmente deprimida tanto en lo socio-econó-
mico como en lo educativo y sólo Irlanda y el
Reino Unido tienen el extremo izquierdo cla-
ramente más elevado que el de España.
Ciertamente la mitad izquierda del gra-
diente es algo más larga que la derecha, lo que
indica que obtienen más peso en los resultados
españoles los rendimientos de los alumnos con
problemas socio-económicos y educativos que
los de los alumnos aventajados en ambos índi-
ces. Pero es notable que la horizontalidad y la
reducida extensión del gradiente sean las que
indican unos resultados más equitativos entre
todos los países seleccionados, mostrando a
España como el país donde menor influencia
tiene el status socio-económico y cultural de la
familia en los resultados en lectura que obtie-
nen los alumnos.
OCDE e internacional, si bien son algo más lar-
gos que el de España. El nivel en lectura y la
posición socio-económica y cultural de los
alumnos españoles con peores resultados se
aparta más de la media internacional que el de
los alumnos con mejores resultados.
Esto no ocurre en todos los países: véanse
los casos de Suecia, Irlanda y Reino Unido
donde la sección del gradiente correspondiente
a los mejores alumnos claramente supera, y aún
duplica en algún caso, a la de los peores. Es de
destacar el gradiente de Suecia, más corto y más
horizontal que los de Irlanda y Reino Unido, con
un valor bajo muy elevado, signo de equidad
educativa además de bienestar social. En el otro
extremo son de destacar los gradientes de EEUU
y del Reino Unido, con una pendiente muy pro-
nunciada y una longitud mayor que otros países,
signo de excelencia académica en sus mejores
alumnos pero también de mayor inequidad
educativa en el conjunto de su población escolar.
Sorprenden, en sentido contrario, los
gradientes de Alemania y México. El primero
con una descompensación importante entre
resultados y nivel socio-económico: respecto a
la media de resultados (línea horizontal de
500) la sección baja rebasa la cota de 400 si
bien respecto a la media de nivel económico
(línea vertical de 0) la sección baja tiene una
dispersión similar al de otros países centro-
europeos. Llama la atención que en Alemania
alumnos con resultados similares a los peores
alumnos españoles tengan en el índice PISA de
desarrollo socio-económico y cultural un valor
superior en más de una desviación típica.
En cuanto al gradiente de México sor-
prende observar que ni los mejores alumnos
llegan al nivel 500 de resultados mientras que
los peores quedan ampliamente por debajo
del nivel 400. Su curvatura es cóncava (a
medida que progresa el gradiente, las dife-
rencias tienden a intensificarse), caracterís-
tica habitualmente asociada con algún grado
de inequidad en el sistema educativo.
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Variabilidad debida a los centros y debida a los
alumnos
La variabilidad de los resultados obtenidos por
los alumnos 24 es debida a muchos factores, por
ejemplo sus capacidades innatas, el nivel socio-
económico y cultural de sus familias o sus dife-
rentes hábitos de estudio, pero también por
factores más propios del centro docente donde
estudian, como los recursos materiales y huma-
nos disponibles, las diferencias en los progra-
mas de estudio, la localización geográfica o el
Esto es, su dispersión en torno a la media, medida por la desviación típica o por su cuadrado, la varianza.
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