Tom Sawyer
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Mark Twain
-Huck, yo no quisiera; pero ¿qué diría la gente? Pues diría: ¡Bah, la cuadrilla de Tom
Sawyer! ¡Hay en ella personas de malos antecedentes! Y eso lo dirían por ti, Huck.
A ti no te gustaría, y yo no quiero que lo digan.
Huck permaneció callado largo rato. En su mente se libraba una batalla. Al cabo
dijo:
-Bueno; pues me volveré con la viuda por un mes, y lo probaré de nuevo, a ver si
puedo llegar a aguantarlo, si tú me dejas entrar en la cuadrilla.
-¡Corriente! ¡Trato hecho, Huck! Vente conmigo compadre, y yo pediré a la viuda
que te afloje una miaja.
-¿De veras, Tom? Muy bien. Si afloja un poco en las cosas que me cuestan más
trabajo, fumaré a escondidas y juraré a solas, y saldré adelante o reventaré.
¿Cuándo vas a armar la cuadrilla para hacernos bandoleros?
-Muy pronto. Reuniremos los chicos, y esta misma noche celebraremos la iniciación.
-¿Celebraremos qué?
-La iniciación.
-¿Qué es eso?
-Es jurar que nos hemos de defender unos a otros y no decir nunca los secretos de
la cuadrilla, aunque le piquen a uno en tajadas, y matar a cualquiera, y a toda su
familia, que haga daño a alguno de nosotros.
-Eso es divertido..., la mar de divertido. Te lo digo yo.
Ya lo creo. Y todos esos juramentos hay que hacerlos a medianoche, en el sitio más
solitario y de más miedo que se pueda encontrar. Una casa encantada sería lo
mejor; pero ahora están todas hechas escombros.
-Bueno, pero con hacerlo a medianoche vale.
-Sí, vale. Y hay que jurar sobre una caja de muerto y firmarlo con sangre.
-¡De primera! No me voy a apartar de la viuda hasta que me pudra, Tom. Y se llego
a ser un bandido de los de primer orden y todo el mundo habla de mí, me parece
que se sentirá orgullosa de haber sido ella la que me recogió en la calle.
FIN
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Preparado por Patricio Barros