Es la emoción
que nos avisa que
perdimos algo que valo-
ramos y eso nos causa
dolor. Nos lleva hacia "a-
dentro de nosotros" mis-
mos. Atravesar ese
dolor es saludable.
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Es una emoción que
nos permite reflexionar y
buscar en nuestro interior la for-
ma de reconstituir o recuperar el es-
pacio de bienestar perdido. Nos lleva
a reconocer, aceptar y descubrir qué es
lo que nos afecta y nos pone en marcha
en busca de lo que necesitamos lo-
grar. Físicamente, nos produce
cierto cansancio o debilidad.
Sentirnos vacíos y sin
fuerzas.
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La energía de esta emoción es "lenta y pesada".
A veces, nos aísla y, otras, nos lleva a rodearnos de nuestros afectos para que nos animen y nos den confianza y consuelo. Nos ayuda y alivia recibir palabras cariñosas que disminuyan la intensidad de la pena. La tristeza nos hace llorar y sentirnos vulnerables. El rechazo, el aislamiento o la soledad refuerzan el sentimiento. Es importante saber que ese sentimiento pasará, que en algún momento esa tristeza puede acomodarse. Es un sentimiento que está situado en el eje de los logros, pero con signos diferentes.