Ciencia ficción pura y dura
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Eva empieza tu, pues hace seis horas termine con el programa de deshabituación a la hibernación y más o menos todo en orden ,tengo aun diecisiete personas que no se han recuperado del todo y tienen problemas de hipersomnia pero las deje a cargo de algunos hombres del personal medico, las unidades de nutrientes están funcionando bien y supongo que no faltaran minerales aquí para su perfecta fotosíntesis, el musgo alterado genéticamente esta respondiendo bien a la baja gravedad y crece aun con más rapidez y las enzimas de ruptura de la cadena de celulosa que trajimos, no han sufrido daños durante el viaje ,así que podremos reducir la plantación entera de musgo en fructosa glucosa etc. para nuestra alimentación, ahora bien he oído que falta nitrógeno, así que no podemos desecharlo, vuestras heces serán recicladas, previa esterilización para crear fertilizantes que necesitan las unidades de nutrientes, trabajare junto a Ana y demás personal en realizar los necesarios acondicionamientos para hacer efectiva esta medida y en la hora que queda he decidido, reciclar todo el nitrógeno del que disponemos en la nave para nutrirnos, lo sustituiremos por helio que hemos encontrado en este planeta, eso si deberéis llevar puestos estos dispositivos en la garganta ya que el helio distorsiona e
el sonido de nuestra voz, tomad.
Todos imitaron a Eva y se pusieron ese aparato.
Eva.-Solo tengo diez de estos, abra que fabricar más pero no es prioritario, elegid a quien queráis escuchar de forma normal .Bien Sofía empieza a reemplazar la mezcla en tres, dos, uno, ya. La sustitución del nitrógeno por helio tardo veinte minutos más o menos y tras comprobar los aparatos y reírse un poco de como sonaba su voz, con helio en las cuerdas vocales, todos se fueron a dormir.
Paúl comandaba el turno nocturno, por así decirlo, era el turno donde la directiva de la expedición dormía y ahora debía encargarse de la construcción de los refugios subterráneos, prácticamente la totalidad de la expedición estaba trabajando en este objetivo, en este turno unos nueve mil efectivos divididos en equipos de tres mil, colocaban taladros de profundidad que perforaban y vaciaban de las entrañas del planeta, diez metros cúbicos de roca por minuto. El taladro constaba de una broca de cuatro metros de diámetro y un cableado que podía bajar hasta ciento cincuenta metros de profundidad pero que tan solo bajaría a ciento veinte para construir el refugio.