Los profesores aburridos pueden hacer del tema más maravilloso un preludio de la
siesta. Su voz es pausada, su tono es bajo, no utiliza recursos para variar la
dinámica del aula y tampoco parece estar muy feliz con su trabajo. En estos
casos, lo mejor es buscar por cuenta propia recursos interactivos para
motivarte en el estudio; los que además, con toda sutileza, le puedes mostrar y
proponer incluir en las lecciones.
3 - Los que no pueden salirse del programa
Estos profesores tienen sus textos marcados dentro del programa de estudio y
nada con venir con conceptos obtenidos por otra fuente. Los textos que les marca
el programa son palabra santa, y ellos no están dispuestos a incluir otras
versiones, ni puntos de vista. Si lo que quieres es solamente salvar la materia,
pues estudia de los libros que él recomienda. Pero también es válido que
defiendas otras ideas o autores si así lo crees pertinente. Eso sí: si vas a discutir
con el docente, más vale que tengas argumentos válidos.
4 - El simpático
Este es el profesor que entra saludando a todos y preguntando cómo estuvo el fin
de semana. La simpatía y empatía son dos características muy positivas; y hay
quienes se ganan a sus alumnos fomentando la buena energía, dentro de los
límites aceptables entre profesor y alumno. Cuando el docente sabe ser simpático,
pero a la vez marcar los límites, se hace querer por todos los alumnos y logra