CATALIZADOR
Entonces, ¿no fue tan malo o sí?- pregunta Aidan después de pagar al camarero por nuestra comida. Me muestra una sonrisa suave y muevo los labios en mi pobre intento de devolvérsela, pareciendo una loca.
Nos levantamos y recogemos nuestros abrigos del respaldo de la silla, Aidan me ayuda con el mío mientras quedo viendo hacia la calle y noto que ya ha oscurecido. Toma mi mano y me lleva hacia la salida, cuando abre la puerta somos recibidos con una helada que hace picar mi rostro con los cortos mechones que tengo, aprovecho eso y saco mis manos de las suyas para luego meterlas en mis bolsillos.
Caminamos por la calle en dirección a mi casa, y el silencio es el ruido más fuerte entre nosotros, me siento entumecida, y aún cuando Aidan busca mis manos lo dejo hacer porque ni siquiera me importa como para rechazarlo.
-Mañana estoy libre a eso de las cuatro, ¿te parece si voy a tu casa y cenamos temprano con una película?- dice él mientras paramos en la entrada de los departamentos. De repente me siento cansada de fingir interés, de siquiera pensar en que Aidan es lo que me conviene.
-Aidan… -suspiro-. No creo que sea buena idea.
-Erin… ya hablamos de esto.
-Estoy intentándolo Aidan. -digo con la voz cansada, y cierro los ojos al ver el gesto de dolor de Aidan.-
-No puedo ser sólo tu amigo con derechos por siempre, Erin. Quiero algún día una familia. Algo más que “derechos” Alguien que me apoye y que me ame a mí y no a un recuerdo- dice tomándome por los hombros y sacudiéndome.
-¡No tengo nada más que dar Aidan!- grito y siento el toque caliente de las lágrimas en mis mejillas. Pasa sus dedos por debajo de mis ojos y me besa en los labios. Coloca su mano en mi cabello y me empuja hacia él pero no me importa, lo dejo hacer mientras más lágrimas caen y se funden con sus besos vacíos.
Se separa de mí y se aleja, sin una segunda mirada y yo me voy también, deseosa de olvidar lo que está grabado a fuego en mi piel.
Antes de abrir la puerta me detengo, me recompongo, respiro profundo. Luego entro al departamento, todo está silencioso y sé que Connor está dormido. Veo a Katie en el sofá y empieza a recoger sus cosas para irse.
-Se durmió hace poco, creo que quería esperarte.
-¿Cenó?
-Sí, se lo comió todo- me dice sonriendo, aunque su sonrisa se atenúa un poco al ver mi estado, está acostumbrada… no le doy razones que ya sabe. Saco de mi cartera y le pago camino a abrirle la puerta. Se despide y cierro, me apoyo en la puerta porque es la única manera de mantenerme en pie. Respiro hondo y me voy al cuarto de Connor para pasarlo a mi cama.
Estando ya acostados lo aprieto contra mí y respiro desde la última vez que lo vi en la mañana. Con él todo es más soportable, más vivido y me aferro a eso siendo el único hilo que me ancla a quién tanto amé.
Me dejo ir a la deriva del sueño, sabiendo que ya pasó otro día y sobreviví.
Me despierto sobresaltada y sin pensarlo veo hacia la puerta. Un segundo antes de hacerlo ya sé que voy a encontrar pero aún así me sorprendo y contengo un grito. Jared está apoyado en el marco viéndome y viendo a Connor fijamente. Su expresión es fría y contenida. No puedo evitar beber de él y me deja, sabiendo que ha pasado demasiado tiempo para nosotros. La barba cubre su rostro y me pregunto si me picará al besarlo. Cierro los ojos conteniendo mis pensamientos desbordados y me levanto con cuidado.
-Sal y hablemos en la sala -digo en un susurro para no despertar a Connor.
Salgo y lo veo caminando de un lado a otro pasándose las manos por el cabello en un gesto frustrado.
-¿Cuántos años tiene? -pregunta en un tono enojado. Me trago el dolor de verlo de nuevo y lo enfrento. Él se fue.
-¿Qué haces aquí? -pregunto y al instante alza la cara y su mirada no se parece a nada que haya visto antes. Dolor, frustración, impotencia se mezclan en sus ojos grises.
-¿Cuántos años tiene, Erin? -pregunta de nuevo.
-¿Qué te importa? -recuerda Erin, él se fue por casi dos años.
-¡Es mi hijo! -grita-. ¿Cuántos años tiene, Erin?
-¿Cómo sabes que es tu hijo? - digo y al segundo me arrepiento, su rostro refleja dolor y se acerca a mí como un tren sin frenos y sólo quiero borrar lo que dije para aliviar lo que siente.
-¿Me estás diciendo que cuando estuvimos juntos me engañaste, eso es lo que me estás diciendo, Erin? - Le volteo la cara porque él sabe que no es verdad. -¿Por qué no me dijiste nada?
-¡Porque tú te fuiste! - Ahora yo también estoy gritando y sólo quiero correr y acabar este día que no termina de empezar. Quiero que se vaya de mi casa y de mi vida.
-¿Por qué no me llamaste, Erin? ¡Es mi hijo por amor a Dios! - Dice con voz dolida.
-Lo intenté, Jared, basta, estoy cansada. Vete Jared, por favor. - Mi voz se quiebra al final y no me importa llorar, el dolor vuelve en oleadas y me rompe cada vez.
Va hacia la puerta, recoge una mochila que yo no había notado y se voltea hacia mí. -Esto está lejos de terminar, Erin. - Cierra la puerta y me desmorono en el piso, todo vuelve, todo llega como un gran maremoto y soy incapaz de escapar de ello. ∎
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Photography CHRIS BRAUND
CUENTO BREVE - SAGA, PARTE 3
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