Testimonios de los que tomaron al toro por las astas.
HOY: Vida y milagros de BILDO
El increíble mundo de los video games siempre da qué hablar, y
cada día más. Resulta que ya factura más que ¡el cine!, nada
menos. En 2016, esa industria en su conjunto arrojó una cifra que le
permitiría a sus integrantes (si formaran un “Cártel”) comprar la
empresa más valiosa del mundo, Apple, y sobrarían unos cuantos
millones para festejarlo a lo grande. Sus productos (y los de la
industria de televisión por streaming - rubro series) muestran una
vitalidad creativa que la cinematografía tradicional y la TV de aire
han perdido hace mucho, mientras avanza a todo vapor la
preparación de los primeros “E-games” olímpicos. Para
convencerse alcanza con ver en YouTube cualquier filmación de las
competencias de video games que se hacen actualmente,
organizadas por las principales empresas del rubro: no tienen nada
que envidiarle a las más sofisticadas y millonarias presentaciones
de cualquier estrella Pop, o al evento deportivo más importante
que se les ocurra; y podría decirse que superan a todos ellos.
Ahora bien: ¿Cómo se ubica nuestro país en semejante macro-
contexto? Bastante bien, no sin esa precariedad y falta de recursos
tan encantadoramente nuestras que nos hacen vulnerables y
extremadamente creativos al mismo tiempo, y que sin permitirnos
ocupar los primeros planos internacionales provoca que el mundo