la categoría de dogma de fe, de forma unas veces
consciente, otras menos, como el material básico
sobre el que se están construyendo a sí mismos.
Por ello, lo que “tú decidas” o cómo gestiones esta
realidad hostil e incierta será una gigantesca lec-
ción de vida para ellos acerca de quién eres y qué
quieres transmitir con tu ejemplo.
Cada cabeza es un mundo, son experiencias suma-
mente diferentes que se viven en cada familia. Sin
embargo, algunos de los puntos a citarse podrían
ser de utilidad para mejorar la convivencia en el ho-
gar y por ende, las relaciones.
Antes que nada, debes estar tranquilo. Esto ayuda
a tomar el control del entorno. Los niños absorben
como esponjas o radares gigantes el tono emocio-
nal que hay en el ambiente. Por lo tanto, eres el res-
ponsable del tipo de energía emocional que flota en
tu casa en estos días.
Otro de los aspectos a contemplarse, la selección
de manera inteligente de la información. Dosificar
lo que se ve y escucha, y emplear únicamente lo ne-
cesario, con el fin de no aumentar los niveles de
ansiedad
Por otra parte, se encuentra la higiene, entendemos
que esto nos ayuda a disminuir el riesgo de contagio.
Los mismo ocurre con nuestro cerebro y emociones,
por lo tanto,la limpieza mental evitará situaciones de
angustia y ansiedad.
En cuanto a los niños, no pueden ni deben quedarse
al margen. Responde a sus dudas, no con evasivas,
40
que muy probablemente van a dibujar en su fantasía
ideas mucho más terribles de lo que ya son y solo
siembran ansiedad. Adecúa tu respuesta a su edad y
deja de explicarles cuando den muestras de que ya
no quieren saber más.
Ellos marcarán el ritmo y la necesidad. Tú solo debes
estar disponible, ser honesto y adaptar respuestas
libres de dramatismo y crudeza, pero también de
mentiras.
Entre mejor puedas evitar esto, los resultados serán
de gran beneficio, y es el no transmitir a tus hijos la
idea de que hay que “matar” el tiempo o “distraer la
ansiedad, el miedo o el dolor”, busca la manera de
producir y no de mantenerse “ocupado”. Permite que
emerjan del aburrimiento, la duda, la frustración y el
cansancio porque de esa manera podrás ayudarles a
gestionarlo. Solo viviéndolo sacarán de adentro las
herramientas que van a necesitar el resto de su vida.
Incluso cuando volvamos a la normalidad, cualquiera
que esta vaya a ser, van a tener que lidiar en la vida
con todo tipo de emociones dolorosas (no negativas)
y es ahora cuando van construyendo los recursos
para ello, con tu apoyo, tu contención y tu incondi-
cionalidad.
Es momento de retomar y fomentar los valores del
hogar, la educación, la calidad de tiempo entre pa-
dres e hijos; las conversaciones familiares, las comi-
das en unión, el compartir los quehaceres del hogar,
el trabajo en equipo, el amor, el apoyo, el respeto, la
cordialidad, amabilidad, entre otros, que te ayudan a
ser una mejor persona.