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November 5, 2019 | The Valley Catholic
NOTICIAS EN ESPAÑOL
La Conferencia del Ministerio Católico de California Programada
para Principios de Diciembre en San José
Por Liz Sullivan
Nuevo nombre.
Nuevo lugar.
La misma experiencia enriquece-
dora.
La Conferencia del Ministerio
Católico de California (CaCMC por
sus siglas en inglés), conocida anteri-
ormente como la Conferencia de For-
mación de Fe de Santa Clara, se llevará
a cabo los días del 5 al 7 de diciembre en
el Centro de Convenciones de San José.
El Lema de este año es “Creciendo en la
fe ... Viviendo con esperanza”.
Además del nuevo nombre, la con-
ferencia ha trasladado su ubicación de
Santa Clara al Centro de Convenciones
de San José, ahora más accesible para
usted. La conferencia es un esfuerzo
de colaboración entre las Diócesis
de San José y Monterey, junto con la
Arquidiócesis de San Francisco y la
Diócesis de Oakland y Stockton.
La conferencia, además de la for-
mación catequética, también se centra
en la justicia social, la liturgia y el de-
sarrollo del liderazgo. Los Directores de
Liturgia de la Región XI están guiando
a un camino litúrgico y los editores y
artistas litúrgicos se unen a nosotros
para la formación litúrgica.
La formación del clero es ahora parte
clave de la Conferencia de este año que
se centra en la predicación y la presidir
con los formadores del clero que se
comunican en toda la Región XI.
En el 2018, se agregó un día adi-
cional, jueves, para talleres de un día
patrocinados por nuestros socios en el
ministerio. En el 2019, se agregaron dos
talleres adicionales de un día para un
total de seis.
“Nuestro Lema este año es Crecer en
fe, Vivir con Esperanza. Hay muchos
desafíos que enfrenta nuestro mundo,
nuestra nación y nuestra iglesia. Y, a
veces, estos desafíos pueden hacernos
sentir impotentes para cambiar el curso
de los eventos”, Dijo el Obispo Oscar
Cantú. La Diócesis de San José y el
Obispo de la Diócesis de Monterey,
Daniel E. García, en una carta de bien-
venida a los asistentes.
“Sin embargo, para nosotros como
católicos, nuestra fe nos permite infun-
dir estos desafíos con la luz de la fe que
puede generar una profunda esperanza
en nuestros tiempos. Esta Conferen-
cia es un momento para recordar las
palabras de Isaías. “Las personas que
caminaron en la oscuridad han visto
una gran luz; sobre los que habitaban
en la tierra de la penumbra ha brillado
una luz”.
También habrá varios eventos por
la noche este año, después de que las
sesiones regulares de la conferencia
hayan terminado durante el día.
El viernes 6 de diciembre, el Coro
de Mujeres Asirias se presentará en la
Catedral Basílica de San José. Un día
después, (Presentation High School)
ofrecerá un concierto en la Catedral.
Ambos están abiertos al público.
Además, la Diócesis celebrará la
Peregrinación Diocesana de Nuestra
Señora de Guadalupe recibiendo a
los fieles de las diferentes parroquias
que peregrinan hacia la Parroquia
Nuestra Señora de Guadalupe en San
José. (Consulte CaCMC.net para más
información).
La conferencia de este año presenta
más de 120 talleres, 80 conferencistas,
patrocinadores y oportunidades de
oración. El Obispo Oscar Cantú y el
Obispo García celebrarán la misa el 7
de diciembre.
Los precios de inscripción regu-
lares para el segundo y tercer día de
la conferencia aumentan $10 el 18 de
noviembre
“Esperamos que la Conferencia de
este año nutra fuertemente a nuestras
iglesias locales y a cada uno de nosotros
en este Adviento, ¡una feliz tempo-
rada de esperanza!” Añadieron el
Obispo Cantú y el Obispo García.
Para más información y para regis-
trarse: www.cacmc.net.
Alegría Plena en Dios… Día de Todos los Santos y Fieles Difuntos...
“Vi un gentío inmenso, imposible de
contar”. (Apocalipsis 7:9)
Todos sabemos que, en Roma en las
catacumbas, en las sepulturas de los
primeros cristianos, se ve a menudo es-
crita la siguiente frase. “Vive en Dios”.
Hermosa frase para expresar nuestros
sentimientos de amor ante la tumba de
un ser querido que ha partido al cielo.
No sabemos nada de la vida que existe
después de la muerte. Pero lo que sí
sabemos que nuestra fe va más allá
de lo desconocido y que los brazos de
nuestro Padre Dios nos acogerán para
siempre. (Lucas 15:11-31 parábola del
Hijo Pródigo).
No cabe la menor duda, de que
esta es nuestra fe y nuestra esperanza.
Más allá de todo lo que vivimos en
este mundo, más allá de la terrible
experiencia de la ruptura de la muerte,
todas las personas estamos llamadas a
compartir una vida plena y definitiva.
La misma vida de Dios. “Pues Dios no
nos ha destinado a la condenación, sino
a que hagamos nuestra la salvación
por Cristo Jesús, nuestro Señor. El
murió por nosotros, para que sea, que
nos halle despiertos o descansando,
entremos junto con él en la vida. (1 de
Tesalonicenses 5:9-10)
En está celebración del Día de todos
los Santos y de los Fieles Difuntos,
debemos de unir nuestra acción de
gracias y peticiones junto con el Señor
Jesús, que nos amó hasta la muerte
cruel en la cruz, y ahora resucitado de
entre los muertos nos llama a seguir
su mismo camino, en este mundo y en
el cielo.
Nada ni nadie nos puede evitar el
dolor de la muerte. Nuestra fe tampoco
lo puede hacer, cuando muere un ser
querido se nos rompe el alma todo
se vuelve luto y desolación. Lloramos
sin consuelo y pensamos que todo
ha acabado. En ocasiones cuando la
muerte llega inesperadamente en ac-
cidentes, o muertes trágicas, hasta
dudamos de la existencia de Dios.
Recordemos, las palabras de Jesús
en la cruz. “Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado? (Marcos15:34).
Pero, la realidad es que Dios no aban-
dona a ninguno de sus hijos, aunque a
veces en la vida todo parezca oscuro,
su luz está al final del camino y en
los acontecimientos de nuestra vida.
Muchos de nosotros queremos saber
sobre la vida eterna, y poco sabemos.
Ya desde la época de San Pablo le
hacían la siguiente pregunta. ¿Con
qué cuerpo vamos a resucitar? ¿Cómo
resurgen los muertos? ¿Con qué clase
de cuerpo vuelven?
La respuesta de San Pablo es la
siguiente. ¡Necio! nos dice, lo que tú
siembras debe morir para reobrar la
vida. Y nos da la siguiente explicación
sobre el cuerpo. El resplandor de los
cuerpos celestes no tiene nada que ver
con el resplandor de los cuerpos ter-
restres. También el resplandor del sol es
muy diferente del resplandor de la luna
y las estrellas, el brillo de una estrella
difiere del brillo de otra.
San Pablo nos explica lo que ocurre
con las personas que mueren. Nos dice
lo siguiente. “Lo mismo ocurre con la
resurrección de los muertos. Se siem-
bra un cuerpo en descomposición, y
resucita incorruptible. Se siembra como
cosa despreciable, y resucita para la
gloria. Se siembra un cuerpo impotente,
y resucita lleno de vigor. Se siembra un
cuerpo animal, y despierta un cuerpo
espiritual. Pues si los cuerpos con vida
animal son una realidad, también lo
son los cuerpos espirituales.” (1 de
Corintios 15:35-44).
¿Nosotros qué pensamos de la
muerte? ¿Creemos realmente que re-
sucitaremos? ¿Dónde realmente están
nuestros seres queridos que ya se
han ido? ¿Qué piensan los jóvenes al
respecto?
San Pablo, ya nos ha contestado
algunas dudas. Ahora veamos que nos
dice el Señor Jesús al respecto. “Yo soy
la resurrección y la vida. El que cree en
mí, aunque haya muerto vivirá.” Y tam-
bién nos confirma que. “El que come
mi carne y bebe mi sangre, tiene vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último
día.” (Juan 11:25; 6:54). Por lo tanto, si
nosotros comulgamos su Cuerpo y San-
gre en la Eucaristía, no debemos dudar
que desde ahora estamos compartiendo
su vida divina y al morir lo haremos
para siempre.
Deseo, que los cristianos del mundo
entero nos regocijemos con esta espe-
ranza de que nuestra fe y confianza
en las promesas del Señor aumenten.
Que el Día de todos los Santos y Fieles
Difuntos nos haga crecer en el amor de
unos para con los otros.
Ojalá, que la celebración no quede
solamente en poner flores, comida, y
fotos en los altares y en las tumbas del
cementerio, sino que de verdad todo
esto nos lleve a alabar al Señor junto
con nuestros seres queridos que están
en la eternidad gozando de su gloria
para siempre.
Recordemos a nuestros seres queri-
dos unidos en oración y esperanza en
la resurrección. AMEN.