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April 24, 2018 | The Valley Catholic
Los Jóvenes Americanos Luchan por la Reforma de las Armas
Reverendo Gerald D. Coleman P.S.S., Pd.D
Profesor Auxiliar,
Escuela de Ministerios Pastorales
Universidad Santa Clara
El impacto que presencié durante la manifestación
“Marcha por nuestras vidas” en San Francisco, CA.
Fue abrumador, en lugar de llorar, hablaba, en lugar
de llorar había protestas, en lugar de la derrota, hubo
un impulso, en lugar de esperar, los jóvenes hicieron
que sus voces se escucharan, voces sobre la violencia
de las armas.
Fui testigo de la esperanza y no de la desesperación,
el primer capítulo de una nueva era donde la moral
pública es el problema. Fui arrastrado a un movimiento
nacional encabezado por estudiantes supervivientes
de la masacre de Parkland. Intrépidas voces jóvenes
criticaron a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por
sus siglas en inglés) con el resultado de que muchas
empresas están rescatando sus tratos con el NRA.
La energía de estos estudiantes, junto con miles de
padres de familia que estaban a su lado, crepitaba. Se
alcanzó un punto de inflexión. Su demanda es explícita,
clara y constante, el costo personal de la violencia ar-
mada constante debe cesar.
La violencia armada en los Estados Unidos es una
epidemia. Casi 1,300 niños mueren anualmente en
tiroteos. Otros 5,790 sobreviven a sus heridas de bala
de pistolas, rifles y escopetas. Las heridas por arma de
fuego son la tercera causa de muerte entre los niños de
1 a 17 años. En lo que va del año, casi 650 niños han
resultado heridos o han muerto. Los niños negros e his-
panos son asesinados con pistolas 10 veces más que los
niños blancos. Estas muertes, principalmente en áreas
urbanas, provocaron pequeñas protestas nacionales,
mítines o conferencias de prensa.
Después de las masacres en Newtown, Las Vegas,
Sandy Hook, Columbine y en muchos otros lugares,
se produjo un cambio de paradigma en la tarde del 14
de febrero de 2018 en Marjory Douglas High School,
en el próspero vecindario de Parkland, Florida. Un
ex alumno ingresó a la escuela con un rifle semiau-
tomático de estilo AR-15 con varias revistas. Durante
6 minutos y 20 segundos, disparó indiscriminada-
mente contra estudiantes y profesores, matando a
14 estudiantes y 3 miembros del personal, mientras
hirió a otros 17.
El presidente Trump ofreció oraciones y condolen-
cias y las banderas estuvieron a media asta. El asesino
fue etiquetado como “maníaco.” Los líderes políticos
y religiosos pidieron un control más estricto para
evitar que las personas con trastornos mentales com-
praran armas de fuego. El Noticiero (BBC) describió
estas respuestas como, “esquivar el debate sobre el
control de armas.”
Los jóvenes supervivientes de esta matanza es-
tuvieron de acuerdo, desencantados por respuestas
banales. En marzo, salieron de sus aulas y dieron
paso a un nuevo amanecer en la lucha contra la
violencia armada. Unos 800,000 estudiantes y padres
de familia se reunieron en Washington, DC, Nueva
York, Filadelfia, Dallas, Los Ángeles, San Francisco y
cientos de miles más en 844 eventos nacionales para
la “Marcha por nuestras vidas.”
Enormes muchedumbres cantaron a través de las
calles con letreros que decían. “La temporada de caza
ha terminado.” “Quiero leer libros, no obituarios.”
Exigieron medidas razonables de control de armas y
una prohibición de armas de asalto y revistas de gran
capacidad. The New York Times elogió este momento
como “una tremenda exhibición de poder,” especial-
mente en aquellos lugares donde los administradores
escolares intentaron prohibir la participación de los
estudiantes.
Algunos expertos condenaron a estos jóvenes
como, “idealistas y fanáticos.”
Tontamente subestiman el hecho de que esta gen-
eración de jóvenes adultos ha crecido en una era de
tiroteos masivos y ya tuvieron suficiente. Quieren un
cambio tangible. Ofrecerán varios millones de nuevos
votantes cada año entre ahora y 2030.
El cambio sucederá. Los opositores serán silencia-
dos. Los partidarios de las armas de mente estrecha
se calmarán. La juventud estadounidense está retum-
bando y exigiendo cambios radicales para eliminar la
violencia armada. ¡Pasará!
Obispos de California cuestionan la prudencia del despliegue de la
Guardia Nacional a lo largo de la frontera de EE.UU. y México
Los Obispos Católicos Romanos de las diócesis lo-
calizadas en la frontera de los Estados Unidos y Méxi-
co recientemente emitieron una declaración (https://
tinyurl.com/border-statement) donde expresaban su
“grave preocupación” sobre la militarización de la
frontera. Monseñor Jaime Soto, Obispo de Sacramento
y