Rincón creativo | Sausalito Vice
Del accidente en Agua Santa
La esquina poética de Anita María��
A. S. Lara
Como cada mañana tomé la micro a unas cuadras de mi casa. Saludé al conductor, pagué mi pasaje y me fui a sentar al final junto a la ventana. Saqué un libro de mi mochila y me puse a leer. A medida que avanzaba mi lectura y el recorrido de la micro más y más gente se subía hasta que todos los asientos se ocuparon, incluso algunos viajaron de pie en el pasillo. Junto a mí se sentó una abuela( calculo de unos 67 años, por sus manos con artritis y / o artrosis, su falda unicolor hasta la rodilla, aros y collar de perla, profundas arrugas, su majestuoso pelo blanco y la típica colonia Coral). El viaje fue bastante normal; algunos jóvenes se bajaron en la UVM( discutían de una prueba); otras personas se bajaron a lo largo Nueva Aurora; otros cuantos en las diversas paradas de Agua Santa; y así, hasta que el pasillo y unos asientos quedaron desocupados. La abuela seguía a mi lado. Recibió una llama y la escuché decir " Si, mija. En el Mall " mientras se afirmaba del fierro que hay junto a la bajada de la micro. Un viaje común y corriente. En algún momento se persignó( en alguna parte de Agua Santa hay una Iglesia o un templo de algo), la miré con el rabillo del ojo y seguí leyendo. Llegando a Viana algo debió desviar la atención del conductor por unos segundos para que no viera la luz roja a tiempo. Los transeúntes de Viña del Mar ya iban a mitad del paso de cebra. Pisó el freno lo más hondo que pudo para no atropellarlos. Por suerte de los peatones que no respondieron lo suficientemente rápido para moverse, la micro se alcanzó a detener, de forma brusca, pero lo logró. Al interior de la micro esto fue diferente. Alcancé a echarme para atrás en el asiento y colocar las manos en el fierro que separa la última corrida de asientos y la escalerilla de la bajada. Fue una fuerte sacudida, mis brazos a duras penas amortiguaron el " impacto ". La abuela no corrió con tan buena suerte. No alcanzó a reaccionar y su cabeza choco con el fierro diagonal que está atrás del vehículo. El peso de su cuerpo y la inercia hicieron que ella cayera en el pasillo con un sonido sordo. Su celular volvió a sonar; una vez; dos veces. No nos atrevimos a buscarlo y contestar. No volvería a contestar y no sabemos por cuanto la esperaron allá; donde se dirigía.
Invasión
Recuerdo bien ese momento no me dejaron entrar para tener uno más nítido ¡ déjenme entrar! no me pescaron recuerdo los gritos que se sucedían con fuertes golpes era una soga o un cinturón de cuero no estoy seguro mi viejo me pegaba con cinturón pero no era igual
Por Nicolás Meneses
a veces asomaba alguien en la cortina hacía señas y se completaba algo
una función creo porque después cambiaba la persona que vigilaba la entrada
no entendían que esa era mi casa ¡ mi casa! pero tenían armas de fuego no quisieron dejarme pasar ¡ conchas de su madre! les grite a lo lejos ni me pescaron
ni cagando llamo a los pacos dije me hubieran cagao a mí también
ese espacio que era mío y ya no
NON 19