WINTER ' FOURTEEN
Había una vez un hombre y una mujer que
vivían solos y desconsolados por no tener hijos,
hasta que, por fin, la mujer concibió la esperanza
de que Dios Nuestro Señor se disponía a satisfacer
su anhelo. La casa en que vivían tenía en la pared
trasera una ventanita que daba a un magnífico
jardín, en el que crecían espléndidas flores y
plantas; pero estaba rodeado de un alto muro y
nadie osaba entrar en él, ya que pertenecía a una
bruja muy poderosa y temida de todo el mundo.
"¡Ay!" exclamó ella, "me moriré si no puedo
comer las verdezuelas del jardín que hay detrás
de nuestra casa. " El hombre, que quería mucho
a su esposa, pensó: "Antes que dejarla morir
conseguiré las verdezuelas, cueste lo que cueste."
Y, al anochecer, saltó el muro del jardín de la
bruja, arrancó precipitadamente un puñado de
verdezuelas y las llevó a su mujer. Ésta se preparó
enseguida una ensalada y se la comió muy a gusto;
y tanto le y tanto le gustaron, que, al día siguiente,
su afán era tres veces más intenso. Si quería gozar
There once lived a man and his wife who had long de paz, el marido debía saltar nuevamente al
wished in vain for a child. Now there was at the back jardín. Y así lo hizo, al anochecer. Pero apenas
of their house a little window which overlooked a
había puesto los pies en el suelo, tuvo un terrible
beautiful garden full of the finest vegetables and flowers; sobresalto, pues vio surgir ante sí la bruja. "¿Cómo
but there was a high wall all round it, and no one
te atreves," díjole ésta con mirada iracunda, "a
ventured into it, for it belonged to a witch of great
entrar cual un ladrón en mi jardín y robarme las
might, and of whom all the world was afraid.
verdezuelas? Lo pagarás muy caro." Un día asomóse la mujer a aquella ventana a
contemplar el jardín, y vio un bancal plantado de
hermosísimas verdezuelas, tan frescas y verdes,
que despertaron en ella un violento antojo de
comerlas. El antojo fue en aumento cada día que
pasaba, y como la mujer lo creía irrealizable, iba
perdiendo la color y desmirriándose, a ojos vistas.
Viéndola tan desmejorada, le preguntó asustado
su marido: "¿Qué te ocurre, mujer?" One day that the wife was standing at the window, and
looking into the garden, she saw a bed filled with the most
beautiful rampion, and it looked so fresh and green that she
began to wish for some and at length she longed for it greatly.
This went on for days, and as she knew she could not get
the rampion, she pined away, and grew pale and miserable.
Then the man was uneasy, and 6