Spring 2015
“Los Muertos de la Plaza” is a funeral oration like those of Pericles (431 BCE) and Lincoln’s
“Gettysburg Address” (1863). Neruda’s is just 25 lines, the calm surface suppressing the speaker’s fury.
The demand is to remember “others who had the same names as you.” As Neruda reels off the locations
where friends and comrades were killed, he demands his listeners affirm their brotherhood – “fishermen
and steelworkers named Antonio;/ the flesh of Chile, just like you.” However, the eloquence glides
gracefully above the thin ice of indignation, erupting in the final image. Like all practiced orators,
the speaker lists locations where Chilean blood has spilled – on the walls of executions, in waters, in
ice, in mines. Drops of Chile’s blood spot everywhere, common as air, but “each drop burns like fire.”
Los Muertos de la Plaza
(28 de enero de 1948. Santiago de Chile)
YO no vengo a llorar aquí donde cayeron:
vengo a vosotros, acudo a los que viven.
Acudo a ti y a mí y en tu pecho golpeo.
Cayeron otros antes. Recuerdas? Sí,
recuerdas.
Otros que el mismo nombre y apellido
tuvieron.
En San Gregorio, en Lonquimay lluvioso,
en Ranquil, derramados por el viento,
en Iquique, enterrados en la arena,
a lo largo del mar y del desierto,
a lo largo del humo y de la lluvia,
desde las pampas a los archipiélagos
fueron asesinados otros hombres,
otros que como tú se llamaban Antonio
y que eran como tú pescadores o herreros:
carne de Chile, rostros
cicatrizados por el viento,
martirizados por la pampa,
firmados por el sufrimiento.
I do not come to weep where they fell:
I come to challenge the living.
I challenge broken hearts, yours and mine
already fallen here. Remember?
Yes, remember.
Those others who had your very names .
Yo encontré por los muros de la patria,
junto a la nieve y su cristalería,
detrás del río de ramaje verde,
debajo del nitrato y de la espiga,
una gota de