Las consecuencias del
desgaste dental
incluyen:
Hace que los dientes se debiliten, aumentando
las posibilidades de que se rompan.
Altera el color y el brillo de los dientes.
Genera la aparición de aristas o melladuras en
el borde superior.
Incrementa la probabilidad de que se pierdan
órganos dentales o haya que recurrir a técnicas
de reconstrucción dental (carillas, fundas,
coronas, etc.) e incluso a la extracción de algún
diente.
Favorece la aparición de manchas.
Deja al descubierto la dentina, lo que propicia la sensibilidad
dental al azúcar, el frío o el calor, causando dolor.
Favorece la aparición de infecciones orales y la afección de las
encías.
¿Cómo prevenirlo?
Si ya lo padece, averiguar que factor lo
está causando
Limitar el consumo de bebidas gaseosas y
los zumos de frutas
Visitar regularmente al odontólogo (al
menos cada seis meses)
Un correcto cepillado dental, utilizando
dentífricos que contengan agentes que
protejan el esmalte
Evitar bebidas y alimentos ácidos. En caso
de hacerlo conviene esperar una hora
antes de proceder a un cepillado dental
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