OPINIÓN
“JANE GOODALL ESTÁ CONTRIBUYENDO SIGNIFICATIVAMENTE A LA EXTINCIÓN
DE LOS CHIMPANCÉS”.
Manuel Ansede 26/05/2014
El éxito de un ensayo clínico en simios de laboratorio con una vacuna que podría salvar miles de vidas de chimpancés y gorilas en
libertad pone sobre la mesa el “dilema” de experimentar con animales para salvar a muchos más animales
“Jane Goodall está contribuyendo significativamente a la extinción de los chimpancés en libertad”. Esta frase contra la
primatóloga que viaja 300 días al año para promover la defensa de los simios puede parecer contraria a la intuición, pero su autor
tiene debajo del brazo un arsenal de argumentos que harán reflexionar incluso al animalista más radical.
“La cura para el ébola se atasca por falta de dinero”. La frase es de Peter D. Walsh, experto en gorilas y chimpancés de la
Universidad de Cambridge (Reino Unido). En los últimos años, recuerda, uno de cada tres gorilas que existían en el mundo ha
muerto a causa del virus ébola. El propio Walsh describió un letal brote de ébola que mató a unos 5.000 gorilas entre 2002 y
2003 en una zona entre Gabón y Congo. Y el virus se extiende, dice, también por culpa de activistas como Jane Goodall, que
batallan radicalmente contra la experimentación con animales.
Walsh publica hoy “el primer ensayo en chimpancés cautivos de una vacuna orientada a la conservación”. El experimento supone
un cambio de paradigma: se utiliza a chimpancés de laboratorio para probar vacunas que beneficiarán a su propia especie, en
lugar de a la humana.
El equipo de Walsh ha inyectado a seis chimpancés vacunas creadas a partir de proteínas del ébola, pero sin rastro de material
genético, por lo que estas partículas semejantes a virus no son infecciosas. Así que los simios no mostraron síntomas de la
enfermedad, pero sí generaron defensas contra el patógeno. Los científicos tomaron entonces esas defensas y las introdujeron
en ratones, que fueron sometidos al temible ébola. La supervivencia de los roedores rondó entre el 30% y el 60%, dependiendo
de la formulación exacta de la vacuna.
Para los autores del ensayo, este “éxito” pone sobre la mesa “un dilema”. Las enfermedades infecciosas, argumentan, amenazan
a las poblaciones africanas de simios tanto como la caza furtiva y la destrucción de su hábitat. El parásito de la malaria, la bacteria
que produce el carbunco y la diseminación de enfermedades respiratorias, además de los brotes de ébola, están “devastando”
estas poblaciones de simios, según denuncian los investigadores en un comunicado de la Universidad de Cambridge. En el caso
de los grupos de simios visitados por científicos o turistas, la mitad de las muertes son provocadas por los virus respiratorios
humanos que dejan los visitantes a su paso.
Para Walsh y sus colegas, la solución es vacunar, pero para eso se requiere ensayar antes vacunas en animales en cautividad. Y
ahí aparece la oposición de personajes como J ane Goodall, que se opone “a la experimentación invasiva y lesiva” con chimpancés
y otros primates. “En primer lugar, los conservacionistas de simios se han resistido mucho a vacunar a simios en libertad: algunos
de ellos lo ven como algo antinatural, mientras que otros creen que es peligroso. En segundo lugar, los activistas de los derechos
de los animales han hecho muy difícil llevar a cabo ensayos clínicos en cautividad”, explica Walsh sobre los obstáculos a los que se
enfrenta.