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Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales
litos de este siglo, los rascacielos, que convierten el vidrio de su epidermis en una superficie
pulimentada, como las facetas de un cristal mineral. Hay también importantes aportaciones al
conocimiento de la estructura, como algunas de
las obras de Santiago Calatrava que exploran la
movilidad y la articulación. Y también se han
realizado ejemplos imponentes de innovación
en los procedimientos constructivos, como la
cubierta del Palau Sant Jordi construido para los
Juegos Olímpicos de Barcelona por Arata Isozaki. Incluso se han realizado bellas evocaciones
de ingenios técnicos ancestrales, como la celosía
diafragmática en la superficie del Instituto del
Mundo Árabe construido en París en los 80 por
Jean Nouvel.
A pesar de estos prodigios que se encuentran de pleno con la belleza de las cosas perfectas, en muchos casos, la tendencia tecnológica
se muestra máscara y equívoco, escenografía.
La arquitectura contemporánea tecnológica se
ha constituido en una aberración, en muchos
casos, de la esencia técnica: brazo que se articula en autonomía, que se desprende de la totalidad de la capacidad humana. Como la palabra tecnología expresa, ciencia de la técnica,
rebasando el término esencial de técnica que
no trasciende el obrar. En la arquitectura High
Tech, en concreto, se ha realizado un uso aberrante de lo técnico reduciendo en muchos
casos la obra a una mera mostración del poder
tecnológico, a un manifiesto de poder y, en su
más absoluta paradoja, se ha llegado a un estilismo de lo técnico y a una estética de la técnica que apenas puede sostener un examen crítico riguroso.
Por otro lado, la explotación acrítica e indiferente de las posibilidades técnicas se deja sentir
también crecientemente en este siglo dotado de
innumerables recursos. Arquitectura enmascarada bajo otros principios, asociada a formalismos inútiles, que recurre a la ductilidad actual de
las estructuras, que las explota más que las utiliza, para obviar la responsabilidad de racionalizarlas.
La tecnología como especialidad es una
deformación del sentido que adquiere en la obra
arquitectónica la capacidad técnica. La ausencia
de rigor técnico es su antítesis también monstruosa. Tal vez se deba en el futuro volver a la
reflexión originaria de la técnica45 forma de obrar
que determina los productos humanos y dirige la
transformación de la naturaleza. Forma que no es
autónoma ni puede serlo porque sirve a las finalidades complejas de los proyectos y se inserta
en el campo imbricado de la totalidad de sus
posibilidades. Recordando este sentido esencial
de lo técnico se descubre siempre presente en
toda obra arquitectónica: el sentido técnico de la
arquitectura debe ser ineludible.
Acaso la mejor obra contemporánea sea la
que incorpora la técnica de manera respetuosa,
con conciencia ética, respecto de la naturaleza y
del hombre, en el centro mismo de los valores
funcionales y estéticos que necesariamente tiene
que observar.
Recordar su viejo vínculo con la belleza y con la realidad. Esta
reflexión en Heidegger, Martin, La qüestió envers la tècnica, Laia,
Barcelona, 1989.
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© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.