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56 Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales litos de este siglo, los rascacielos, que convierten el vidrio de su epidermis en una superficie pulimentada, como las facetas de un cristal mineral. Hay también importantes aportaciones al conocimiento de la estructura, como algunas de las obras de Santiago Calatrava que exploran la movilidad y la articulación. Y también se han realizado ejemplos imponentes de innovación en los procedimientos constructivos, como la cubierta del Palau Sant Jordi construido para los Juegos Olímpicos de Barcelona por Arata Isozaki. Incluso se han realizado bellas evocaciones de ingenios técnicos ancestrales, como la celosía diafragmática en la superficie del Instituto del Mundo Árabe construido en París en los 80 por Jean Nouvel. A pesar de estos prodigios que se encuentran de pleno con la belleza de las cosas perfectas, en muchos casos, la tendencia tecnológica se muestra máscara y equívoco, escenografía. La arquitectura contemporánea tecnológica se ha constituido en una aberración, en muchos casos, de la esencia técnica: brazo que se articula en autonomía, que se desprende de la totalidad de la capacidad humana. Como la palabra tecnología expresa, ciencia de la técnica, rebasando el término esencial de técnica que no trasciende el obrar. En la arquitectura High Tech, en concreto, se ha realizado un uso aberrante de lo técnico reduciendo en muchos casos la obra a una mera mostración del poder tecnológico, a un manifiesto de poder y, en su más absoluta paradoja, se ha llegado a un estilismo de lo técnico y a una estética de la técnica que apenas puede sostener un examen crítico riguroso. Por otro lado, la explotación acrítica e indiferente de las posibilidades técnicas se deja sentir también crecientemente en este siglo dotado de innumerables recursos. Arquitectura enmascarada bajo otros principios, asociada a formalismos inútiles, que recurre a la ductilidad actual de las estructuras, que las explota más que las utiliza, para obviar la responsabilidad de racionalizarlas. La tecnología como especialidad es una deformación del sentido que adquiere en la obra arquitectónica la capacidad técnica. La ausencia de rigor técnico es su antítesis también monstruosa. Tal vez se deba en el futuro volver a la reflexión originaria de la técnica45 forma de obrar que determina los productos humanos y dirige la transformación de la naturaleza. Forma que no es autónoma ni puede serlo porque sirve a las finalidades complejas de los proyectos y se inserta en el campo imbricado de la totalidad de sus posibilidades. Recordando este sentido esencial de lo técnico se descubre siempre presente en toda obra arquitectónica: el sentido técnico de la arquitectura debe ser ineludible. Acaso la mejor obra contemporánea sea la que incorpora la técnica de manera respetuosa, con conciencia ética, respecto de la naturaleza y del hombre, en el centro mismo de los valores funcionales y estéticos que necesariamente tiene que observar. Recordar su viejo vínculo con la belleza y con la realidad. Esta reflexión en Heidegger, Martin, La qüestió envers la tècnica, Laia, Barcelona, 1989. 45 © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.