Test Drive | Page 125

125 Función Confiar hoy en la existencia de programas funcionales inalterables es impensable. En consecuencia, el propio mantenimiento de los presupuestos modernos plantea que una función variable implique una forma que también lo sea. Ante el problema, de cambio o de indeterminación funcional, el saber del arquitecto genera, entre otras, la respuesta del edificio-contenedor, susceptible de adaptarse a las transformaciones que requieran los cambios de necesidades impuestos por el rápido paso del tiempo. Dos condiciones parecen necesarias para configurar este tipo de arquitecturas: una, que su forma sea neutra; otra, que organice una red que suministre energía, haga llegar los medios de comunicación y controle ambientalmente cualquiera de sus puntos. De nuevo, la analogía orgánica permite explicar la obra arquitectónica, ya que, en definitiva, ésta no deja de ser sino un cuerpo vivo con su esqueleto y sus sistemas circulatorio o nervioso. En el tiempo presente, el contenedor se demuestra especialmente apto, por la rotundidad de su volumetría, para enfrentarse a los problemas perceptivos, de comunicación generados por la gran escala de la metrópolis contemporánea. Distinguible fácilmente, el contenedor sólo necesita algun signo que lo identifique. Una vez en su interior, las posibilidades de organizar el espacio resultan múltiples. También como contenedores se han interpretado naves industriales, mercados centrales, hangares o estaciones de tren; y gracias a ello se han podido reutilizar como museos, centros culturales o teatros. Como contenedor donde construir una arquitectura trató Gae Aulenti la Gare d’Orsay. Contenedor significante, en este caso, pues una estación de tren de arquitectura académica y estructura metálica era la sede mediáticamente correcta de un museo del siglo XIX. Volviendo al mundo del teatro, con el que se ha iniciado este mirada panorámica al problema de la función en el momento contemporáneo, los años 70 viven una fiebre, la de la polivalencia, que inducirá a buscar espacios neutros, cajas negras, para representar. En estos años, la investigación escénica de las neovanguardias teatrales aspira a un teatro donde experimentar con la relación entre actor y espectador. Creando espacios escénicos distintos para cada obra y cada instante se pretendía acabar con el monopolio del teatro a la italiana, encajonado dentro del escenario. De nuevo, un contenedor de forma neutra y tecnología sofisticada respondía a la demanda. Tal vez este ensayo tan sólo sirva para comprobar la dificultad de abarcar la relación entre función y arquitectura. Aunque se pueda llegar a entender el papel de la función en un momento histórico dado. Aunque puedan proponerse distintas acepciones del término: como programa de necesidades de uso, psicológicas y sociales, como expresión de la construcción, o como carácter simbólico-representativo. La función en arquitectura no deja de ser imprecisa. Pero además, hoy por hoy, es difícil imaginar que el trabajo del arquitecto, por más que no deba soslayar los problemas funcionales, se vea constreñido únicamente por ello. Robert Venturi, Complejidad y contradicción en la arquitectura, Gustavo Gili, Barcelona, 1974, pp. 27-28. 42 © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.