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Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales
l’Annunziata; que exhibe primitivismo y que,
otra vez, refleja el precedente del mundo griego,
situándose como un “tholos”. La casa permite
contemplar desde su terraza el cielo y el mar,
admirar el horizonte, vivir en contacto con el infinito11. Parafraseando a Martin Heidegger12 podemos establecer que intervenciones como la de
Malaparte en las rocas de Punta Massullo convierten un “sitio” indeterminado en un “lugar”
irrepetible y singular. Se han convertido en paisajes que deben su imagen característica a la
arquitectura. También encuentran eco los razonamientos de Maurice Merleau-Ponty, cuando al
tratar de la experiencia corporal del hombre y
del espacio existencial señala que “la estructura
punto-horizonte es el fundamento del espacio” y
que “la conciencia del lugar es siempre una conciencia posicional.”13
En las últimas décadas, la idea de lugar ha
tenido un peso específico muy variable y se ha
interpretado de distintas maneras. En la pequeña
escala se entiende como una cualidad del espacio interior que se materializa en la forma, la
textura, el color, la luz natural, los objetos y
los valores simbólicos. En la gran escala se
interpreta como genius loci,14 como capacidad
para hacer aflorar las preexistencias ambientales,
como objetos reunidos en el lugar, como articulación de las diversas piezas urbanas -plaza,
calle, avenida. Es decir, como paisaje característico. Una ulterior y más profunda relación entendería el concepto de lugar, precisamente, como
la adecuada relación entre la pequeña escala del
espacio interior y la gran escala de la implantación.
En las obras de arquitectos de la llamada
tercera generación -Luís Barragán, José Antonio
Coderch, Fernando Távora, Jörn Utzon, Roberto
Burle Marx- renace el interés por la arquitectura
vernacular al unísono de esta sensibilidad por el
lugar15.
En todos estos casos se produce una resonancia respecto a las concepciones de Martin
Heidegger, pasándose de una arquitectura basada
en la idea de espacio a una basada en la idea de
lugar. Según el texto crucial de Heidegger, Construir, habitar, pensar (1951), “los espacios reciben su esencia no del espacio sino del lugar (...)
los espacios donde se desarrolla la vida han de
ser lugares.”16
De nuevo aflora la influencia del pensamiento griego y la referencia al templo dórico.
Y sin duda el pensamiento de Heidegger, junto
con las aportaciones de Edmund Husserl y Maurice Merleau-Ponty, han sido el más certero catalizador de toda reflexión contemporánea sobre el
concepto de lugar.
Christian Norberg-Schulz, seguidor de
estas concepciones, se opone a toda teoría de la
movilidad, de los espacios transitorios, y defiende
que “si se elimina el lugar se elimina al mismo
tiempo la arquitectura... El espacio existencial
consiste siempre en lugares”. Norberg-Schulz
Nos referimos especialmente al escrito de Martin Heidegger
“Costruire, abitare, pensare” en Saggi e discorsi, Mursia, Milán,
1976, p.102.
13
Maurice Merleau-Ponty, Fenomenologia della percezione, Casa
Editrice Il Saggiatore, 1965.
14
La idea de genius loci se basa en la antigua creencia romana
de que todo ser independiente tiene su genius o espíritu guardián.
Los dioses familiares que habitaban la casa romana eran los lares
-espíritus guardianes de la casa- los genius -divinidades tutelares
del cabeza de familia- y los penates -divinidades protectoras de la
comida-.
15
Para más referencias respecto a estos arquitectos, véase Josep
Maria Montaner, Después del Movimiento Moderno. Arquitectura
de la segunda mitad del siglo XX, Gustavo Gili, Barcelona, 1993 y
1995.
16
Martin Heidegger, op. cit.
12
© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.