14. (El corazón de una madre puede sentir los primeros débiles
anhelos de su hijo vagabundo).
15. El padre vino, y cogidos de la mano caminaron a encontrar
al hijo y se sintieron felices, muy felices.
16. El joven imploró vehementemente merced y un sitio en la
casa para sirvientes, pero el amor fue demasiado grande para
atender tal ruego.
17. La puerta se abrió de par en par, y él encontró la bienvenida
en el corazón de su madre y en el corazón de su padre.
18. El padre llamó a sus sirvientes y les ordenó traer los
vestidos más finos, las sandalias más escogidas para sus pies
y un anillo de oro puro para su dedo.
19. Y entonces el Padre dijo: Sirvientes míos, id y matad la
ternerá gorda y preparad un banquete porque estoy alegre.
20. Nuestro hijo, al que creíamos muerto está aquí vivo, un
tesoro que creíamos perdido ha sido encontrado.
21. Rápidamente se preparó la fiesta y todos estuvieron alegres
cuando regresó a la casa el hijo mayor que estaba trabajando
en un campo distante y no sabía nada del regreso de su
hermano.
22. Y cuando se informó de la causa del regocijo se sintió
ofendido y rehusó ir a la casa.
23. Su padre y su madre le rogaron con lágrimas en los ojos que
no mirase los errores y locuras de su hijo. Pero el rehusó
escucharles diciendo:
24. He aquí que todos estos años he permanecido en casa, he
trabajado diariamente, no he desobedecido jamás vuestros
mandamientos mas severos,
25. Y sin embargo nunca matasteis por mí un cabrito, ni
preparasteis una fiesta sencilla a la que pueda invitar a mis
amigos.
26. Pero cuando vuestro hijo el dilapidador que se ha ido y ha
derramado la mitad de vuestra riqueza en caminos de pecado,
regresa a la casa porque no le quedaba otro camino, matáis la
ternerá gorda y le ofrecéis una brillante fiesta.
27. Su padre le contestó: Hijo mío, todo lo que tengo es tuyo. Tú
estas siempre con nosotros en nuestras alegrías.
28. Está bien que mostremos alegría cuando regresa a
nosotros, vivo, tu hermano, que es el más cercano y querido
para nosotros.