21. Dios cuida toda cosa viviente. El ha enumerado cada
estrella, cada sol y cada luna.
22. Ha enumerado cada ángel, a cada hombre y cada cosa
inferior; las aves, las flores y los árboles;
23. Cada pétalo de rosa lo conoce por nombre y lo tiene
numerado en el Libro de la Vida
24. Y cada cabello de vuestra cabeza y cada gota de sangre que
tenéis en vuestras venas, los conoce por número y por ritmo.
25. El conoce el piar del polluelo, el chirrido del grillo, y el canto
de la luciérnaga. Y no cae un gorrión en tierra sin su
consentimiento o conocimiento.
26. Un gorrión parece tan insignificante. En efecto, cinco de
ellos se venden en el mercado por un centavo, y sin embargo,
Dios cuida de cada uno de ellos.
27. Si es así ¿no cuidará más de vosotros que lleváis grabada
su imagen en vuestra alma?
28. No temáis pues confesar vuestra fe en el Cristo ante los
hijos de los hombres, y Dios os reconocerá como a sus hijos y
sus hijas en la presencia de las huestes celestiales.
29. Si negáis al Cristo ante los hijos de los hombres Dios no os
recibirá como suyos ante las huestes celestes.
30. Más aún: no temáis cuando los hombres os condujeren
ante los gobernantes de la tierra a responder por vuestra fe.
31. La Santa Respiración os enseñará en ese instante lo que
habéis de decir y lo que habéis de callar.
32- Entonces los cristianos se fueron otra vez a enseñar a las
multitudes.
Capítulo 110
Miriam canta el canto de la Victoria. El Canto. Jesús revela el
simbolismo del éxodo de Israel de Egipto a Canaan.
1. Y Miriam poniéndose de pie ante la agitada muchedumbre y
alzando los ojos al cielo, cantó otra vez el canto de la victoria:
2. Traedme el arpa, la flauta y la lira. Traedme los címbalos más
resonantes, todos vosotros los coros de los cielos. Haced coro
al canto, al nuevo, al nuevo canto.
3. El Señor de los ejércitos se ha inclinado a escuchar el lloro
humano, y la fortaleza de Beelzebuth está temblando como una
hoja agitada por el viento.
4. La espada de Gedeón ha vuelto a ser desenvainada.