7. Las horas de la tarde las dedicaba a las multitudes que
venían a aprender la vía de la Vida y a ser curadas; y muchos
creían y eran bautizados.
8. Ahora bien, en su prisión del Mar Amargo el precursor había
oído de los trabajos portentosos que Jesús hacía.
9. Su vida de prisionero era dura, lo cual le amargaba y le abatía
hasta que llegó a dudar.
10. Entonces se dijo a sí mismo: ¡Si será verdad que este Jesús
es el Cristo de quien han escrito los profetas!
11. ¿Me habré equivocado en mi trabajo? ¿Sería yo, en verdad,
el enviado de Dios para pavimentar la vía para aquel que ha de
redimir a nuestro pueblo, Israel?
12. Entonces envió a algunos de sus amigos que había venido a
verle en la celda de su prisión, a Cafarnaúm para que se
informen acerca de este hombre y le traigan noticias.
13. Estos hombres encontraron a Jesús en su casa y le dijeron:
Mira que el precursor nos manda a preguntarte: ¿Eres tú el
Cristo o todavía tenemos que esperarlo?
14. Pero Jesús no contestó, sino que se limitó a rogarles que se
quedaran algunos días con él para que puedan ver y oír.
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