12. Si habéis de ser exonerados de todas las deudas que debéis
a Dios y al hombre, las deudas en que habéis incurrido por
transgresión voluntaria de la ley,
13. Debéis cancelar las deudas de todos los hombres, pues de
la manera que os comportéis con los otros hombres, Dios os
trata a vosotros.
14. Y cuando ayunéis, no deis publicidad a vuestro acto.
15. Cuando los hipócritas ayunan, empalidecen sus caras,
toman un aspecto modesto, asumen posiciones piadosas para
dar a los hombres la impresión de que están ayunando.
El ayuno es un acto del alma y, como la oración, es una función
del silencio del alma.
17. Dios nunca pasa desapercibidos ni oración, ni ayuno
alguno. El camina en el silencio y sus bendiciones se producen
por cada esfuerzo del alma.
18. El engaño es hipócrita. No aparentéis lo que no sois.
19. No os vistáis con ropas raras para dar publicidad a vuestra
piedad, ni toméis tonos tales de voz para dar a los hombres la
impresión de que tenéis una voz santa.
20. Y cuando ayudéis a los necesitados, no toquéis la corneta
en la calle o en la sinagoga para dar publicidad a vuestras
dádivas.
21. El que da para que lo admiren los hombres, recibe su
compensación de los hombres. Pero Dios no lo toma en cuenta.
22. Cuando deis, no permitáis ni siquiera que sepa la mano
derecha el secreto de la izquierda.
Capítulo 95
Continuación del Sermón de la Montaña. Jesús pronuncia las ocho
beatitudes y los ocho infortunios. Habla palabras de aliento. Da
énfasis a la altura que caracteriza el trabajo evangélico.
1. Y Jesús y los doce ascendieron al tope de la montaña y Jesús
dijo:
2. Doce pilares de la iglesia porta estandartes de la luz del sol
de la vida, proveedores de Dios a los hombres:
3. En cortísimo tiempo tendréis que iros solos a predicar el
evangelio del Rey, primero a los judíos y luego a todo el mundo.
4. Cuando os vayáis, no llevéis un fuete para imponeros. No se
puede arriar por la fuerza a los hombres al rey.