18. Pescadores de Galilea: los maestros tienen grandes trabajos
que confiaros para que los hagáis. Me voy. Seguidme. Y ellos
abandonaron todo y le siguieron.
19. Y caminando Jesús por la playa; vio que Felipe y Nataniel
caminaban por la orilla, les dijo:
20. Maestro de Bethsaida que por largo tiempo habéis enseñado
a las gentes la filosofía griega, los maestros tienen un trabajo
más alto para que lo hagamos nosotros. Yo me voy. Seguidme.
Y en el instante ellos le siguieron.
21. Un poco más allá estaba la casa de cobro del tributo romano
y Jesús vió al empleado cobrador. Su nombre era Mateo, aquel
que una vez moró en Jericó.
22. El jovencito que en una ocasión corrió delante del Señor a
Jerusalem gritando: Mirad que los cristianos vienen.
23. Y Mateo era rico e ilustrado en la sabiduría de los judíos, de
los sirios y de los griegos.
24. Y Jesús le dijo: Salud, Mateo, servidor de confianza de los
Césares, salud. Los maestros nos llaman a la casa de cobro del
tributo de almas. Me voy. Sígueme. Y Mateo le siguió.
25. Iscariote y su hijo, cuyo nombre era Judas, eran empleados
de Mateo y estaban en la casa del tributo.
26. Y Jesús dijo a Judas: Para tu trabajo. Los maestros nos
llaman a un trabajo en el Banco de Ahorros de Almas. Me voy.
Sígueme. Y Judas le siguió.
27. Y Jesús se encontró con un abogado que había oído del
maestro cristiano y que había venido de Antioquía a estudiar en
la escuela de Cristo.
28. Este hombre era Tomás, el hombre de la duda, y sin
embargo un filósofo griego de cultura y poder.
29. Pero Jesús vio en él las líneas de la fe, y le dijo. Los
maestros necesitan hombres que puedan interpretar la ley. Me
voy. Sígueme. Y Tomás le sigu