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BIOLOGÍA
Las células de la corteza, que son redondas y están laxamente agrupadas, tienen paredes delgadas y eso facilita
el paso de agua y minerales a través de ellas hacia el
centro de la raíz. El agua también pasa con facilidad entre las células. En la corteza más vieja, esas células sirven para almacenar alimento. La capa más interna de la
corteza es un anillo simple de células estrechamente
unidas, el endodermo. Algunas células del endodermo
tienen paredes notablemente más delgadas que las de
otras; son las llamadas células de paso y su función se
relaciona con el transporte de agua y minerales hacia la
médula de la raíz, el estele.
El estele está delimitado por un anillo de células denominado perlclclo. Estas células son meristemáticas;
es decir, producen células secundarias. En este caso, se
encargan de la formación del xilema y el floema secundarios, los dos tejidos relacionados, respectivamente, con
el transporte de agua y de nutrientes. El periciclo también
da origen a ramificaciones radiculares. El xilema y el floema son los principales componentes del haz fibrovascular
o estele. La disposición de esos tejidos dentro del estele
es muy diferente en las monocotiledóneas y las dicotiledóneas. (Fig. 13.4).
En un corte transversal de la raíz típica de una dicotiledónea herbácea, el xilema de paredes gruesas se observa en forma de cruz en el centro del cilindro
fibrovascular, mientras que las células del floema se encuentran alojadas dentro de los brazos de la cruz. En una
monocotiledónea herbácea típica, por ejemplo Smilax, el
cilindro vascular está integrado por un núcleo central de
células de pared delgada, la médula. En torno a la méd ula
se observa una capa vascular de xilema y floema en tiras
alternantes. Es fácil distinguir las células del xilema, ya
que tienen mayor diámetro y presentan paredes muy
gruesas y suberizadas (que contienen una resina impermeabilizante).
TALLOS
Una manera simplista de considerar el funcionamiento de
las plantas es decir que las raíces absorben agua, minerales y hasta un poco de dióxido de carbono (en forma de
HCCV) del suelo, mientras que las hojas utilizan esos
materiales para elaborar los nutrientes orgánicos necesarios para la planta. Por tanto, el tallo podría verse como el
órgano que conecta las raíces con las hojas. Sin embargo, además de eso, el tallo suele constituir la mayor parte
de la planta, brinda sostén a las hojas, participa en la fotosíntesis (sobre todo en las plantas herbáceas cuyo tallo
no se vuelve leñoso), transporta materias primas y productos fotosintéticos primarios y secundarios terminados
y almacena materiales alimenticios.
El tallo y sus ramas, junto con el sistema foliar,
constituyen la parte aérea o vástago de la planta. En las
anuales, por ejemplo muchas herbáceas, la planta muere
después de una sola temporada de desarrollo, mientras
que en las bienales, como la zanahoria, la parte aérea
muere el primer año pero revive para tener una segunda
temporada de crecimiento. En casi todas las plantas perennes, el tallo persiste durante todo el ciclo de vida y se
va engrosando en cada temporada de crecimiento como
resultado del crecimiento secundario del xilema y el floema. Si el tallo se conserva relativamente corto y presenta
muchas ramificaciones en toda su longitud se considera
que la planta es un arbusto. Las plantas perennes más
altas, con troncos gruesos y poco ramificados en la base,
se llaman árboles. En los arbustos y los árboles, el cilindro fibrovascular suele estar bien desarrollado y da resistencia longitudinal al tallo. En el caso de algunas plantas,
el medio determina el tipo de crecimiento: la planta de ricino es herbácea en las regiones templadas, pero en los
trópicos crece como un arbusto leñoso.
Todos los tallos tiernos son fotosintéticos, lo cual
puede verse en su coloración verde. Las herbáceas presentan una capa superficial o epidermis ordinaria, pero
en las plantas leñosas hay una capa externa de células
suberosas (corteza) que constituye un escudo impermeable que envuelve al tronco. Unos orificios (poros)
presentes en la corteza y llamados ¡entícelas permiten el
intercambio de gases entre las células internas del tallo y
la atmósfera.
Las hojas se encuentran unidas al tallo de un modo
característico. El punto de fijación se llama nudo. El
tramo de tallo que hay entre un nudo y otro constituye un
Intemudo. Por lo general, las hojas están fijas al tallo por
medio de un delgado pedúnculo llamado peciolo.
Los tallos crecen mediante estructuras proliferativas
especializadas a las que se denomina yemas y que son
los sitios de actividad meristemática apical. Las yemas
terminales se encuentran en la punta del tallo y se encargan del crecimiento longitudinal de éste; las yemas laterales presentes en los costados del tallo producen
ramas. Por lo general, esas yemas laterales se encuentran en el ángulo agudo (axila) formado por el peciolo de
la hoja y el tallo, razón por la cual se conocen como yemas axilares. Las yemas pueden formar ramificaciones
del tallo o bien se especializan para producir flores.
Los tallos pueden ser divididos en dos categorías
muy generales: leñosos y herbáceos. Los tallos leñosos
son característicos de los árboles y se observan por lo
general entre las dicotiledóneas. Los tallos herbáceos se
conservan flexibles y en muchos casos son fotosintéticos.
Estos tallos son característicos de la mayor parte de las
monocotiledóneas y de muchas dicotiledóneas. En corte
transversal, la capa externa de un tallo herbáceo tiene
epidermis (Fig. 13.5a y b). Enseguida está una delgada
capa de corteza, dividida a menudo en colénquima cerca
de la epidermis y parénquima en la parte interna. Aunque
es un fenómeno raro, por debajo de la corteza puede haber una capa de endodermo. Enseguida viene el
tejido vascular. Existen varias diferencias entre el tejido