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176 BIOLOGÍA Las células de la corteza, que son redondas y están laxamente agrupadas, tienen paredes delgadas y eso facilita el paso de agua y minerales a través de ellas hacia el centro de la raíz. El agua también pasa con facilidad entre las células. En la corteza más vieja, esas células sirven para almacenar alimento. La capa más interna de la corteza es un anillo simple de células estrechamente unidas, el endodermo. Algunas células del endodermo tienen paredes notablemente más delgadas que las de otras; son las llamadas células de paso y su función se relaciona con el transporte de agua y minerales hacia la médula de la raíz, el estele. El estele está delimitado por un anillo de células denominado perlclclo. Estas células son meristemáticas; es decir, producen células secundarias. En este caso, se encargan de la formación del xilema y el floema secundarios, los dos tejidos relacionados, respectivamente, con el transporte de agua y de nutrientes. El periciclo también da origen a ramificaciones radiculares. El xilema y el floema son los principales componentes del haz fibrovascular o estele. La disposición de esos tejidos dentro del estele es muy diferente en las monocotiledóneas y las dicotiledóneas. (Fig. 13.4). En un corte transversal de la raíz típica de una dicotiledónea herbácea, el xilema de paredes gruesas se observa en forma de cruz en el centro del cilindro fibrovascular, mientras que las células del floema se encuentran alojadas dentro de los brazos de la cruz. En una monocotiledónea herbácea típica, por ejemplo Smilax, el cilindro vascular está integrado por un núcleo central de células de pared delgada, la médula. En torno a la méd ula se observa una capa vascular de xilema y floema en tiras alternantes. Es fácil distinguir las células del xilema, ya que tienen mayor diámetro y presentan paredes muy gruesas y suberizadas (que contienen una resina impermeabilizante). TALLOS Una manera simplista de considerar el funcionamiento de las plantas es decir que las raíces absorben agua, minerales y hasta un poco de dióxido de carbono (en forma de HCCV) del suelo, mientras que las hojas utilizan esos materiales para elaborar los nutrientes orgánicos necesarios para la planta. Por tanto, el tallo podría verse como el órgano que conecta las raíces con las hojas. Sin embargo, además de eso, el tallo suele constituir la mayor parte de la planta, brinda sostén a las hojas, participa en la fotosíntesis (sobre todo en las plantas herbáceas cuyo tallo no se vuelve leñoso), transporta materias primas y productos fotosintéticos primarios y secundarios terminados y almacena materiales alimenticios. El tallo y sus ramas, junto con el sistema foliar, constituyen la parte aérea o vástago de la planta. En las anuales, por ejemplo muchas herbáceas, la planta muere después de una sola temporada de desarrollo, mientras que en las bienales, como la zanahoria, la parte aérea muere el primer año pero revive para tener una segunda temporada de crecimiento. En casi todas las plantas perennes, el tallo persiste durante todo el ciclo de vida y se va engrosando en cada temporada de crecimiento como resultado del crecimiento secundario del xilema y el floema. Si el tallo se conserva relativamente corto y presenta muchas ramificaciones en toda su longitud se considera que la planta es un arbusto. Las plantas perennes más altas, con troncos gruesos y poco ramificados en la base, se llaman árboles. En los arbustos y los árboles, el cilindro fibrovascular suele estar bien desarrollado y da resistencia longitudinal al tallo. En el caso de algunas plantas, el medio determina el tipo de crecimiento: la planta de ricino es herbácea en las regiones templadas, pero en los trópicos crece como un arbusto leñoso. Todos los tallos tiernos son fotosintéticos, lo cual puede verse en su coloración verde. Las herbáceas presentan una capa superficial o epidermis ordinaria, pero en las plantas leñosas hay una capa externa de células suberosas (corteza) que constituye un escudo impermeable que envuelve al tronco. Unos orificios (poros) presentes en la corteza y llamados ¡entícelas permiten el intercambio de gases entre las células internas del tallo y la atmósfera. Las hojas se encuentran unidas al tallo de un modo característico. El punto de fijación se llama nudo. El tramo de tallo que hay entre un nudo y otro constituye un Intemudo. Por lo general, las hojas están fijas al tallo por medio de un delgado pedúnculo llamado peciolo. Los tallos crecen mediante estructuras proliferativas especializadas a las que se denomina yemas y que son los sitios de actividad meristemática apical. Las yemas terminales se encuentran en la punta del tallo y se encargan del crecimiento longitudinal de éste; las yemas laterales presentes en los costados del tallo producen ramas. Por lo general, esas yemas laterales se encuentran en el ángulo agudo (axila) formado por el peciolo de la hoja y el tallo, razón por la cual se conocen como yemas axilares. Las yemas pueden formar ramificaciones del tallo o bien se especializan para producir flores. Los tallos pueden ser divididos en dos categorías muy generales: leñosos y herbáceos. Los tallos leñosos son característicos de los árboles y se observan por lo general entre las dicotiledóneas. Los tallos herbáceos se conservan flexibles y en muchos casos son fotosintéticos. Estos tallos son característicos de la mayor parte de las monocotiledóneas y de muchas dicotiledóneas. En corte transversal, la capa externa de un tallo herbáceo tiene epidermis (Fig. 13.5a y b). Enseguida está una delgada capa de corteza, dividida a menudo en colénquima cerca de la epidermis y parénquima en la parte interna. Aunque es un fenómeno raro, por debajo de la corteza puede haber una capa de endodermo. Enseguida viene el tejido vascular. Existen varias diferencias entre el tejido