Capítulo X
Conformismo y obediencia a la autoridad
Introducción
Vivir en sociedad, vivir en grupo con otras personas significa dejarnos
influir por los demás, conformarnos, ya desde muy niños. A fin de cuentas,
en eso consisten el proceso de socialización. Además, en la vida, todos
tenemos dos fuentes de información, en principio, igualmente válidas: la
que nos proporciona nuestros propios sentidos y la realidad física, por una
parte, y las opiniones de los demás, por otra. Cuando nuestras opiniones o
percepciones y las de los demás no coinciden, podemos plegarnos a las de
los otros y dejarnos influir, es decir, conformarnos. Eso es la influencia
informativa, según la tipología de Deutsch y Gerard que ya vimos. Sin
embargo, otras veces nos conformamos a los demás por razones normativas, es decir, para no ser rechazados por ellos. Esto es la influencia normativa. Por ejemplo, un estudiante en la Universidad puede conformarse a lo
que diga un grupo de compañeros radicales porque cree, no necesariamente de forma acertada, que tienen razón (influencia informativa), o
puede conformarse para no ser blanco de sus iras y reproches (influencia
normativa).
Por otra parte, entre los procesos de influencia social, el más estudiado
tradicionalmente ha sido sin duda alguna el conformismo, bien a la mayoría (Asch, 1951, 1956), que llamaremos conformidad, bien a la autoridad
(Milgram, 1974), que llamaremos obediencia. «Existe conformidad cuando
el individuo modifica su comportamiento o actitud a fin de armonizarlos
con el comportamiento o actitud de un grupo... Existe obediencia cuando
un individuo modifica su comportamiento a fin de someterse a las órdenes
directas de una autoridad legítima (Levine y Pavelchak, 1985, pág. 43).