—Y qué me dicen de Osberg?
—Osberg?
—Pero sí, Borges, el reportaje de Nabokov, hombre. No estaban hablando de eso?
Dijo que lo había fascinado, hasta que vio que era una fachada sin casa.
—Bueno, bueno! También ese Nabokov!
—El tipo se hizo un mundo a su medida.
—Die Walt als Wille und Vorstellung —dictaminó enigmáticamente el Nene.
Entonces Coco gritó basta de literatura, qué tanto joder, y mientras se servía un
PIPERS, dijo lo que hay que hacer es tomar un fusil. A lo que Pampita respondió
dejate de sectarismo, que eso estará de moda pero es requeteequivocado, la
revolución hay que hacerla en todos los órdenes, y cómo se puede pretender una
revolución en serio si al mismo tiempo seguís escribiendo como Camus. Momento
en que se ponderó a Filloy.
—Polindromos? —preguntó el Bocha, que es una bestia peluda, y que fuera de
palabras como scrum y chukker no conoce ninguna otra.
—Pero sí, retarado. Las podés leer de atrás para adelante y de adelante para atrás.
El Bocha, poveretto, consultó si eso no era el antiquísimo vesre.
Hubo que darle ejemplos para escolares:
amigo no gima
él da más, amadle
soñad sólo los daños
que eran algunos de los 7000 (siete mil) polindromos que Filloy inventó en sus
vastas siestas provincianas. Tengo el cetro mundial, declaró a CONFIRMADO, cetro
que le arrebató lejos, comentó el connaisseur de la mencionada publicación
revolucionaria, a aquel atrasado de León VI, emperador de Bizancio, que apenas
pudo armar 27. Así como lo oís, despreciables cipayos que sólo creéis en la
industria foránea. Y sabían lo que se traía entre manos el productor de Río Cuarto?
Un libro polindromo, el único en el mundo que se podrá leer en las dos direcciones.
Había que desmitificar la literatura, hacer con la literatura lo que ya se había hecho
con las artes plásticas, desenmascarar a esos tipos que todavía creen en los
personajes y en la anécdota.
Cuando de pronto Pampita me preguntó si había visto la última muestra de Luisito.
La pregunta me agarró de sorpresa, pero me repuse y respondí que había llegado
tarde: cuando llegué estaban arreglando la galería.
—Arreglando la galería?
—Sí, había unos baldes de pintura y un montón de arena.
—Pero retarado! —me gritó—, si ésa era la exposición!
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